Los resultados de esta investigación, que han realizado unos científicos estadounidenses, han sido publicados en la revista 'GeoHelalth'. En él, no hizo falta enviar humanos o ratones a la luna, sino que se valieron del cultivo de células humanas y animales que pusieron en contacto con polvo lunar simulado. Tanto en unas como otras el impacto era claro: mataba las células o dañaba su ADN. Producía, en definitiva, cáncer.
Hay que recordar que la idea de que el polvo lunar es malo para las personas no es nueva. Ya en las misiones de Apolo, se vio cómo algunos astronautas estornudaban y se les enrojecían los ojos cuando se quitaban sus trajes espaciales en la nave, que habitualmente estaban llenos de partículas lunares. La novedad de este estudio es que confirma lo que muchos ya sospechaban.
Nadie sabe por qué es malo
Lo curioso es que, a pesar de los resultados, nadie ha dado de momento con la razón real de que el polvo sea tan malo. Es decir, que la gente sabe es que malo, pero no por qué.
Una de las hipótesis más compartidas tiene que ver, más que con su composición, con el tamaño de las motitas. Observaron que el polvo simulado aumentaba la mortalidad de las células y las alteraciones en el ADN cuanto más pequeños eran los trozos. Por el contrario, comprobaron que la reactividad química del polvo no incrementó la probabilidad de hacer daño a las células.
En definitiva, sigue sin estar claro por qué el polvo es dañino, pero los científicos apuntan directamente al tamaño y forma de las motas.
En busca de polvo lunar (real)
Como en realidad lo que han empleado para su estudio es polvo lunar, el siguiente paso de los científicos es conseguir que la NASA les preste algo de polvo lunar real para hacer las pruebas en algo que no sea simulado. Al menos, están contentos de haber advertido de un detalle que Elon Musk había pasado por alto respecto a sus viajes turísticos soñados: el polvo lunar es un problema (y de los gordos).