Hace mucho, mucho tiempo… en una galaxia muy cercana (la nuestra, en concreto), Plutón era un planeta. Pero en el año 2006, la comunidad científica elaboró una nueva definición de este concepto, que versaba tal que así: “Un planeta debe ser redondo, girar en torno al Sol y haber despejado su entorno de otras rocas espaciales”. Como Plutón no cumplía con esta última condición, fue descatalogado y expulsado del número de planetas que componían La Vía Láctea. Y de los libros de texto, también.
Pero ahora, 8 años después, 8 años en los que nos hemos tenido que aprender a fuego que nuestro sistema termina en Saturno, una nueva definición de planeta podría volver a cambiar el escenario galáctico por completo.
Una cuestión de lógica: Si la Luna es un planeta, Plutón…
La lógica aristotélica establece la siguiente proposición; Si P, entonces, Q. Luego, si la Luna podría entrar en la categoría de ‘planeta’ por la renovada definición: “Cualquier cuerpo con una masa inferior a la de una estrella, que nunca haya sufrido fusión nuclear y que tenga suficiente fuerza gravitacional propia como para asumir una forma esférica”, Plutón también debería volver a su puesto inicial y continuar siendo el planeta número 9. Y no sólo Plutón, sino muchos otros cuerpos celestes que cumplirían estos tres requisitos.