Batería baja en el móvil y el avión sale en apenas una hora. Por suerte existen enchufes USB para cargar el dispositivo, parece una buena idea pero no lo es. Estos conectores son el lugar preferido por muchos piratas informáticos para instalar programas malignos y robar datos de los teléfonos.
Así lo corrobora en declaraciones para Forbes, el vicepresidente de X-Force Threat Intelligence de IBM, Caleb Barlow: "Enchufar un dispositivo a un puerto USB público es como si te encontraras un cepillo de dientes en la cuneta de una carretera y te lo metieras en la boca. No tienes ni idea de dónde ha estado".
En la misma línea insiste en que si no queda otra, por lo menos la solución será utilizar un adaptador especial llamado Juice-Jack Defender. Este dispositivo, que vale unos diez euros, solo deja pasar la corriente eléctrica, impidiendo la transferencia de datos y, por tanto, de virus.