Del ozono al dióxido de azufre: los seis químicos mortales que respiras a diario y no lo sabes
eltiempohoy.es
30/04/201915:58 h.En nuestro país, un 35% de la población, concentrada sobre todo en grandes ciudades como Madrid y Barcelona, respira aire sucio y alrededor de 10.000 personas fallecen por este factor –muy por encima de las muertes provocadas por los accidentes de tráfico, lo que convierte a la polución en un cancerígeno del Grupo 1, al mismo nivel que el tabaco. "Conviene recordar que una persona que no fume y viva en contacto continuo con altos niveles de contaminación es equiparable a que consumiera entre cinco y diez cigarrillos diarios", señala el doctor Carlos A. Jiménez.Ruiz, presidente de SEPAR. "Es la causa del desarrollo o empeoramiento de graves enfermedades respiratorias como el cáncer de pulmón, neumonías, enfermedad pulmonar obstructiva crónica o asma, infecciones respiratorias agudas y otros efectos dañinos para la salud"; añade Isabel Urrutia Landa, neumóloga.
Los seis contaminantes más peligrosos para los humanos son el nitrógeno, ozono troposférico –estos dos últimos los más nocivos que causan entre 6.085 y 499 muertes al año respectivamente–, partículas en suspensión, dióxido de azufre, monóxido de carbono y plomo. Asimismo, los expertos llaman la atención sobre el impacto económico de estas enfermedades, que alcanza el 0.5% del PIB, o lo que es lo mismo, 1,7% de gasto sanitario (cuatro millones de euros).
Ozono troposférico
Es un gas que a temperatura y presión ambientales tiene un color ocre y apariencia incolora, pero en grandes concentraciones puede simular color azulado. Su presencia en las capas altas de la atmósfera (estratosfera), lo que conocemos como capa de ozono, protege de la radiación ultravioleta de los rayos solares, pero en capas más bajas, cercanas a la superficie, es altamente nocivo para los seres vivos. Según los expertos, el ozono se crea a partir de las reacción de la radiación ultravioleta con los óxidos de nitrógeno y dióxido de azufre que contaminan la atmósfera, contaminantes primarios que proceden de las industrias químicas, las instalaciones de combustión y del tráfico. Es lo que se conoce como smog fotoquímico, descrito por primera vez en Los Ángeles en los años 40 y que suele producirse en centros urbanos con muchos coches, y en días soleados y con apenas movimiento de las masas de aire.
Tos, irritación de la laringe, molestias en los ojos y dificultades respiratorias se encuentran entre los efectos de este gas en la salud de los seres humanos. El verano es una época especialmente propicia para padecer estas secuelas, debido a que se dan las condiciones meteorológicas para que aumente su concentración en las capas bajas de la atmósfera. Cualquier persona se puede ver afectada, pero especialmente las mujeres embarazadas, niños, ancianos y personas con problemas respiratorios.
Dióxido de nitrógeno
La exposición continuada a este compuesto químico gaseoso tóxico e irritante, producido, sobre todo, por los incendios forestales, las erupciones volcánicas y los motores de vehículos, provoca bronquitis agudas, asma y procesos alérgicos en niños. Además, los investigadores consideran que es uno de los factores implicados en el efisema pulmonar y es altamente irritativo en ojos y mucosas. Hay estudios que han relacionado su presencia con autismo, ictus, enfermedades renales y cardiovasculares.
Dióxido de azufre
Este gas incoloro es el principal causante de la lluvia ácida, debido que en la atmósfera se transforma en ácido sulfúrico. Es liberado en los procesos de combustión del carbón, el diésel, gas natural, petróleo y metalúrgicos. Utilizado como desinfectante, blanqueador, decolorante y fumigante, el dióxido de azufre es uno de los componentes más presente en la industria química. Afecta a las mucosidades y a los pulmones por sus propiedades irritantes y tóxicas.
Monóxido de carbono
Este gas incoloro es altamente tóxico y peligroso, cuando se respira a niveles elevados, puede provocar la muerte. Se encuentra en el humo de la combustión de los vehículos, cocinas a gas, estufas, calderas, carbón, tabaco, madera y sistemas de calefacción. Las personas que lo respiran no saben que están inhalando un gas nocivo y en muchas ocasiones es demasiado tarde. El fallecimiento por esta causa es la conocida como muerte dulce, debido a que las personas se adormecen poco a poco y no suelen ser capaces de reaccionar, salir de la estancia o de pedir ayuda. Para evitar estas desgracias, es conveniente mantener ventilada la estancia donde se encuentre el aparato de combustión.
Partículas en suspensión
El material particulado son diminutos (microscópicos) cuerpos sólidos y líquidos dispersos en la atmósfera producidos por una actividad humana como la quema de carbón o por fenómenos naturales como la erupción de un volcán. Suelen ser tóxicos para el ser humano porque penetran en los pulmones y obstruyen la entrada del aire provocando deterioro en el sistema respiratorio y cardiovascular, carcinogénesis y mortalidad prematura. El año pasado un estudio verificó que una exposición dilatada en el tiempo a la partícula PM2.5 causa demencia.
Plomo
Utilizado desde hace 5.000 antes de Cristo, este elemento está presente en metales, cables, pinturas, tuberías…, pero también es uno de los más dañinos para la salud del hombre, ya que puede entrar en la cadena alimenticia a través de carne, pescado, vegetales, fruta y bebidas, además de estar presente en el agua que atraviesa las cañerías. Puede provocar daños en el sistema nervioso, riñones, cerebro, fertilidad y anemia, entre otras patologías.