Un efecto de la contaminación de los mares que a menudo pasa desapercibida es el oscurecimiento de las aguas costeras. Estos cambios en su color y claridad han sido observados incluso por los satélites que orbitan la Tierra, sin embargo muchas personas desconocen el peligro de esta amenaza medioambiental.
“Está afectando la calidad del mar que conocemos”, dice Oliver Zielinski, que dirige el proyecto Coastal Ocean Darkening en la Universidad de Oldenburg en Alemania, en el diario ‘The Atlantic’. Estas "alteraciones en la física conducirán a cambios biológicos", agrega.
El principal causante de esta alteración del color y transparencia del agua es el vertido de fertilizantes, cargados de nutrientes, que causan floraciones de algas dañinas para todo el ecosistema.
Otra causa detrás del oscurecimiento de costas es la circulación de embarcaciones, que remueven el limo –sedimento con materia orgánica– procedente de plantas en descomposición, por ejemplo. Cuando ese limo acaba en la superficie del mar o en la costa, lo que hace es bloquear la luz solar hasta en un 86 por ciento.
Esto también puede suceder tras un episodio de fuertes lluvias, cuando los flujos de los ríos se contaminan y pueden incluso volverse negros, hasta derivar en el mar cargados de escombros. Esto es lo que pasó en Carolina del Norte tras el paso del huracán Florence en 2018, cuando dos ríos -White Oak y New- y el arroyo Adams desembocaron muy oscurecidos en el Atlántico.
“Maren Striebel, una ecologista acuática que también trabaja en el proyecto Coastal Ocean Darkening, mostró el poder de este fenómeno en un experimento a gran escala”, recoge ‘The Atlantic’.
“En el estudio, Striebel y su equipo llenaron enormes cubas de metal con agua, fitoplancton y limo. De la turba, el equipo extrajo un líquido marrón como una aproximación de la materia orgánica disuelta que se encuentra en las aguas costeras. Pusieron concentraciones bajas, medias y altas del líquido en las cubas y colgaron lámparas encima de ellas para imitar los rayos del sol”.
Durante las primeras semanas, el extracto de turba disminuyó la capacidad de la luz para penetrar en el agua en un 27, 62 y 86 por ciento, respectivamente, para las concentraciones baja, media y alta. El fitoplancton adolecía de falta de luz, principalmente en las tinas de concentración media y alta, según esta publicación.
Así, los investigadores observaron que se produjo una caída en la biomasa del fitoplancton, que compone la base alimenticia para multitud de especies marinas.
En definitiva, apuntan, muchas especies se ven perjudicadas en detrimento de otras criaturas “que no dependen de la vista para cazar, como las medusas”. Los organismos que vivían en el fondo del tanque durante el experimento, en cambio, se vieron menos afectadas por el oscurecimiento del agua.
Estos resultados han sido respaldados por otras investigaciones, que destacan el aumento de la presencia de químicos tóxicos como el metilmercurio a causa del enturbiamiento de las aguas. Esto se produce por la interacción entre la luz solar y algunos microorganismos que descomponen sustancias químicas. Cuando elementos como el metilmercurio acaban en la dieta de peces, su destino final puede ser el plato de comida de los humanos.
Durante los últimos 100 años, el Mar del Norte se ha vuelto notablemente más oscuro, según un estudio de 2019 realizado por el biólogo Anders Frugård Opdal y sus colegas de la Universidad de Bergen en Noruega.