Las neuronas afectadas por el Parkinson no 'mueren' completamente e 'infectan' a otras sanas
Medicamentos futuros dirigidos a detener la inactivación celular podrían ayudar a prevenir la enfermedad
Investigadores de la Universidad Rockefeller (Estados Unidos) han demostrado que las neuronas afectadas en la enfermedad de Parkinson pueden 'apagarse' sin morir completamente. Según sus hallazgos, estas neuronas 'no muertas' liberan sustancias químicas que también 'apagan' a sus neuronas 'vecinas', que de otro modo estarían sanas, lo que lleva a los efectos de tartamudeo que se observan en los pacientes con esta patología.
En condiciones neurodegenerativas como la enfermedad de Parkinson, un grupo específico de neuronas comienza a morir una por una, causando problemas de movimiento y otros síntomas. Los científicos se han centrado durante mucho tiempo en averiguar por qué mueren estas neuronas. Sus resultados, publicados en la revista 'Cell Stem Cell', sugieren que los medicamentos futuros dirigidos a detener este proceso de inactivación celular podrían ayudar a prevenir la enfermedad o retrasar su progresión.
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Las células muertas son, de hecho, bastante comunes. Se encuentran por todo el cuerpo. Como parte de un proceso normal llamado senescencia, las células pueden 'desactivarse' cuando reconocen que han sufrido un daño en el ADN durante la división. Esto ayuda a prevenir que las células dañadas crezcan incontrolablemente y causen problemas como el cáncer.
Sin embargo, la senectud no se ve típicamente en las células nerviosas del cerebro. A diferencia de otras células del cuerpo, las neuronas dejan de dividirse una vez que están completamente formadas. Pero los investigadores encontraron que, sorprendentemente, las neuronas de la dopamina, que regulan la motivación, la memoria y el movimiento mediante la producción de dopamina mensajera química, pueden volverse senescentes.
Los investigadores se propusieron investigar la función exacta de una proteína ligada al Parkinson llamada 'SATB1' en las neuronas productoras de dopamina, cuya actividad se reduce en la enfermedad. El equipo cultivó células madre humanas en neuronas de dopamina en un plato de laboratorio. En algunas de las neuronas, silenciaron el gen del SATB1.
En su trabajo, las neuronas que carecen de 'SATB1' liberaron químicos que causan inflamación y eventualmente senescencia en las neuronas circundantes. También mostraron otras anomalías, incluyendo mitocondrias dañadas y núcleos agrandados. Ninguna de estas alteraciones apareció en las neuronas dopaminérgicas con 'SATB1' intacto, ni tampoco en un conjunto separado de neuronas no dopaminérgicas que carecían de 'SATB1', lo que significa que las vías senescentes eran específicas de las neuronas dopaminérgicas.
A continuación, el equipo investigó la cadena de eventos que causa estos efectos tras la reducción de 'SATB1'. Encontraron que 'SATB1' normalmente suprime un gen que produce p21, una proteína conocida por promover la senescencia. En otras palabras, 'SATB1' parece proteger a las neuronas de la dopamina de entrar en senescencia.
Y cuando los investigadores redujeron 'SATB1' en la parte media del cerebro de los ratones, encontraron los mismos signos de senescencia, incluyendo mitocondrias dañadas y niveles altos de p21. El tejido cerebral de las personas con Parkinson también mostró un elevado nivel de p21, lo que confirma los resultados del laboratorio.
Este trabajo podría explicar un misterio del Parkinson: por qué los niveles de dopamina bajan mucho antes de que las neuronas de la dopamina en el cerebro medio mueran. "Pierden la función de una neurona aunque todavía estén allí. La gente llama a estas células senescentes células 'zombis' porque son 'no-muertos', básicamente, y porque su apariencia de muertos se está extendiendo", explica Markus Riessland, el autor principal del artículo.