Esto supone, según los investigadores, un avance para comprender el funcionamiento del planeta y su posible habitabilidad. ¿Son éstas señales de que hay vida en Marte?, se preguntan los encargados del programa de exploración de la NASA. No lo pueden confirmar, pero si indica que van por el buen camino.
Marte exhuma metano en un ciclo estacional
Además, en otras mediciones detalladas tomadas por el rover Curiosity en la superficie del planeta rojo han mostadro una variación estacional en la abundancia de metano en Marte.
Parte de este metano puede quedar atrapado en cristales a base de agua, según un estudio publicado en la misma revista científica. Otra investigación paralela con datos del rover que publica esta misma revista, identifica moléculas adicionales portadoras de carbono, fundamentales para comprender los procesos y condiciones en el planeta.
En el primer estudio, Christopher Webster y sus colegas del Jet Propulsion Laboratory de la NASA describen mediciones detalladas in situ de metano atmosférico en Marte, que muestran una variación estacional en su abundancia. Previamente, se habían detectado pequeñas concentraciones de metano en la atmósfera de Marte, pero sus orígenes han sido objeto de gran debate.
En la Tierra, la mayor parte del metano es producido por fuentes biológicas, pero se han propuesto numerosos procesos abióticos para explicar el metano marciano. En este trabajo, los investigadores analizaron el valor de tres años marcianos (55 meses de la Tierra) de las mediciones atmosféricas recogidas por el rover Curiosity.
Los datos revelan que los niveles de metano de fondo en el planeta rojo tienen un fuerte ciclo estacional, que oscila entre 0,24 y 0,65 partes por mil millones, alcanzando su punto máximo cerca del final del verano en el hemisferio norte (final del invierno en el hemisferio sur).
Los autores descartan numerosas fuentes potenciales del metano, lo que finalmente sugiere que se pueden almacenar grandes cantidades en el subsuelo marciano frío en cristales a base de agua llamados clatratos. Proponen que los cambios estacionales en la temperatura podrían causar la liberación fluctuante de metano observada por el rover.