El inventor de la calculadora de bolsillo y el responsable de popularizar los ordenadores domésticos con el modelo ZX Spectrum, Sir Clive Sinclair, ha fallecido este jueves a la edad de 81 años.
Sir Clive Sinclair era un ingeniero y empresario británico, creador de la empresa Sinclair Radionics dedicada a la electrónica de consumo y desde la que se lanzaron productos como radios de bolsillo, amplificadores, el televisor portátil Microvision o la primera calculadora eléctrica de bolsillo.
Bajo los nombres de Science of Cambridge, y posteriormente Sinclair Research, el ingeniero se introdujo en el desarrollo de equipos computacionales.
El primer ordenador fue el ZX80, lanzado en 1980. La computadora era unas cinco veces más barata que los ordenadores de la época, algo que le hizo triunfar. Después lanzaría el ZX81 y ya en 1982 el ZX Spectrum, un éxito de ventas que contribuyó a popularizar los ordenadores domésticos.
Su hija, Belinda Sinclair, le ha dedicado unas emotivas palabras en The Guardian: "Era una persona bastante asombrosa. Por supuesto, era muy inteligente y siempre estaba interesado en todo. Mi hija y su esposo son ingenieros, por lo que él estaría hablando de ingeniería con ellos".
Además, ha destacado que era muy buena persona: "Quería hacer las cosas pequeñas y baratas para que la gente pudiera acceder a ellas". Gracias a su rápido éxito fue galardonado con el título de caballero en 1983.
No fue todo un camino de rosas para el ingeniero. En 1985 puso a la venta uno de sus productos más polémicos, el Sinclair C5. Se trataba de un triciclo eléctrico que no funcionó entre el público y que casi le lleva a la bancarrota. Había pronosticado ventas de 100.000 en el primer año, algo que no se cumplió.
Otro de sus chascos fue una televisión de bolsillo, similar a la calculadora, un concepto rompedor que no convenció. Finalmente Sinclair vendió su negocio de computadoras a Amstrad.
A pesar de su éxito, el británico no era muy fan de sus propios productos. Su propia hija aseguraba que prefería hacer las cuentas a mano antes que con la calculadora inventada por él mismo. Además, era una de las voces más críticas contra la inteligencia artificial.
Más allá de la ingeniería, le gustaba la poesía, correr maratones y el póquer. Sinclair ha fallecido este jueves en Londres, a los 81 años y tras una larga enfermedad.