Mitos y verdades sobre Larsen C, el iceberg gigante del que todo el mundo habla

eltiempohoy.es 14/07/2017 17:43

A68 flota a la deriva, de momento, cerca de su continente de origen, la Antártida. Tiene un tamaño descomunal de nada menos que 5.800 kilómetros cuadrados, es decir, 10 veces el tamaño de nuestro Madrid. Millones de personas podrían habitar en este impresionante fragmento desde el cual la vista no alcanza a adivinar el final del horizonte. Esto nos ayuda a hacernos una idea de la descomunal masa desgajada que es.

Es una porción de hielo que, comparada con la inmensa Antártida, no aparenta más que un bloque. Y sobre ella se ha hablado mucho, pero no del todo acertado.

No, no es el más grande de la historia

Este ha sido el error más común. A68 tiene unas dimensiones descomunales, pero no es ni mucho menos el más grande de la historia. El que ostenta ese título es el B-15 una masa de hielo que en el año 2000 se desprendió de la barrera de Ross, en la Antátida. En ese momento, su superficie era de 11.000 kilómetros cuadrados, lo que casi dobla al iceberg que nos ocupa.

Según los científicos que siguen este caso, lo que sí es cierto es que se encuentra entre los 10 primeros más grandes de la historia (probablemente el 5º, según The Atlantic).

Tampoco se ha formado por el cambio climático

Los icebergs se han formado, se forman y se formarán toda la vida. Además, su desprendimiento no ha pillado por sorpresa a los científicos, dado que no es proceso que irrumpa de la noche a la mañana, sino que es resultado de una lenta evolución, en parte natural, que ha tomado muchísimo tiempo.

Esta grieta ha estado siendo estudiada desde hacía, al menos, una década. Se conocía su evolución y también cuál iba a ser su triste y peligroso final.

Y, por increíble que parezca, no puede achacarse al fenómeno del cambio climático. Expertos como el líder del proyecto de seguimiento, el profesor de la Universidad de Swansea, Adrian Luckman, advierten de que lo ocurrido "no es lo más importante que ha pasado en la Antártida respecto al cambio climático".

Este científico asegura que la pérdida de masa, en general, en todo el continente helado sí es una señal de este fenómeno climatológico y no tanto el hecho de que un iceberg se encuentre ahora a la deriva.

Lo asegura porque es un suceso que no es nuevo. Ya ha ocurrido en décadas anteriores cuando el calentamiento global no era tan evidente, es decir, cuando las temperaturas aún se mantenían en torno a la media histórica (+/- 0.5 grados) y no se disparaban como ahora.

Su deshielo no afectará al nivel del mar

La cantidad total de agua que contiene el océano comparada con los metros cúbicos de hielo de A68 nos permiten pensar que no habrá un incremento de los niveles del mar. Ni las costas van a anegarse ni vamos a morir ahogados. El problema está, como insisten los científicos de la NASA y de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) en la pérdida constante de masa helada que, al final, da como resultado que colapsen diferentes áreas de la Antártida.

Este proceso imparable y cada vez más acelerado sí será responsable de un aumento del nivel del agua en los océanos, pero no un solo suceso como el del iceberg A68.

Lo que sí supondrá será un claro riesgo para las rutas que atraviesen estas zonas. Asimismo, no se descarta que alguno de estos fragmentos que nazcan del iceberg terminen impactando contra las costas de América en un suceso que sí sería, al menos, llamativo.