Hace un año, esta semana, los astrónomos descubrieron un objeto inusual que se movía a través del espacio no muy lejos de la órbita de la Tierra. En solo unos días se dieron cuenta de que no podía ser un asteroide o cometa normal; su trayectoria mostraba que no estaba ligada gravitacionalmente al sistema solar. Fue, por lo tanto, el primer cuerpo interestelar descubierto en nuestro sistema solar que se originó desde fuera de él. Se le dio el nombre hawaiano 'Oumuamua”, el explorador.
Los astrónomos han pensado durante mucho tiempo que los cometas y los asteroides existen en otros sistemas planetarios, quizás 'Oumuamua’, un misterio todavía, provino de uno de ellos.
La mayoría de los modelos actuales de nuestro propio Sistema Solar sugieren que estos cuerpos pequeños son restos de la era de la formación de planetas, y otros sistemas planetarios también deberían haber producido cometas y asteroides. Estudiarlos ofrecería una visión poderosa de las similitudes y diferencias en la formación del sistema planetario. Hasta ahora, sin embargo, ha sido imposible: las presuntas grandes poblaciones de cometas y asteroides que se encuentran en los discos exoplanetarios están muy lejos y sus miembros individuales son débiles y no están resueltos espacialmente.
'Oumuamua’ podría ser un recurso científico raro, y se ha converttido en un tema de observación intensa, aunque breve, porque se movía tan rápido que rápidamente se volvió demasiado distante y débil para detectarla. Sin embargo, las observaciones que se completaron encontraron que era de color rojizo, sin características espectrales aparentes y sin signos de gas o polvo. Todo esto sugiere que podría ser algo así como un asteroide primitivo ("tipo D"), aunque en realidad no hay un buen análogo conocido en nuestro sistema solar. Lo más notable de todo es que, al girar su curva de luz variable, reveló que tiene una forma muy alargada: seis veces más larga que ancha.
En el intento de seguir sus pasos ha sorprendido su velocidad. La falta de una señal infrarroja, por ejemplo, sugiere que no tiene gas ni polvo, especies que se esperarían si fuera un cuerpo similar a un cometa. Los científicos también calculan que, dependiendo de su composición y reflectividad exactas, Oumuamua tiene al menos 240 metros (y tal vez tanto como un kilómetro) en su dimensión más larga (para los aficionados a Star Trek, algunos fanáticos estiman que la longitud de la Enterprise es 725 metros). El objeto ahora se ha movido demasiado lejos para que cualquiera de nuestros telescopios lo vea, por lo que aunque seguirá siendo un misterio interestelar, nos recuerda una vez más que nuestro vecindario cósmico está lleno de sorpresas.
El asteroide Oumuamua ya está atravesando nuestro Sistema Solar y se dirige hacia la Tierra. Sus cambios de velocidad, su trayectoria y su forma han hecho pensar a los astrónomos del Centro Smithsonian de Astrofísica de Harvard que podría tratarse de una nave extraterrestre.
El trabajo de investigación de los astrónomos de Harvard concluye que las condiciones del asteroide hacen cree "el origen artificial" de la roca. Esto podría ser entonces varias cosas. La primera "una vela luminosa que flota en el espacio como un escombro de un equipo tecnológico avanzado".
La segunda, y la más exótica y misteriosa, que se tratara de "una sonda totalmente operacional enviada intencionadamente a las proximidades de la Tierra por una civilización alienígena". El físico teórico Avi Loeb Loeb aseguró a Universe Today que "Oumuamua podría ser una pieza activa de tecnología alienígena para explorar nuestro Sistema Solar".
"Los investigadores que trabajan en el transporte espacial de larga distancia han sugerido que la forma de un cigarro es la arquitectura de una nave espacial interestelar más probable, ya que esto minimizaría la fricción y el daño del gas interestelar" aseguró el profesor Stephen Hawking antes de morir.