Daboo no lo ha tenido fácil. Ni siquiera había abierto los ojos cuando unos cazadores furtivos dispararon y mataron a su madre. Este oso cachorro se recupera ahora en un refugio de Pakistán, donde los cuidadores lo preparan para una vida en libertad tras meses retenido.
El futuro parecía sombrío para Daboo cuando unos furtivos lo metieron en un saco y le cortaron las orejas con la idea de usarlo como cebo. El oso negro, todavía muy pequeño, fue rescatado y llevado a un santuario en Islamabad antes de que los cazadores lo vendieran.
Desde la Junta de Manejo de Vida Silvestre de Islamabad (IWMB), aseguran que el pequeño estaba desnutrido y sufría sarna y una preocupante infección de oído, a causa de la mutilación que sufrió.
Ahora trepa por los árboles, juega, toma biberones y come frutas y verduras que los cuidadores esconden entre los arbustos. Poco a poco irá aprendiendo a valerse por sí mismo y podrá ser liberado en la naturaleza cuando cumpla un año. En su hábitat, un grupo de expertos controlará su desarrollo mediante un microchip.