Según los datos de la National Weather Service, la agencia meteorológica estadounidense, en los días 5 y 6 de marzo llovió el triple de lo que suele llover en todo el mes y una tercera parte de lo que cae en todo el año de promedio. En el Valle de la Muerte, habitualmente sin vida como su nombre indica, han aparecido incluso flores después del episodio. Pero lo más sorprendente es sin duda el lago temporal de 16 kilómetros de largo en medio del desierto.
Si el promedio de lluvia al año allí es de 59,9 litros/m², en solo dos días se calcula que cayeron aproximadamente 20 litros/m². Las precipitaciones se dieron en zonas altas del parque nacional y, mediante pequeños arroyos y ríos que se formaron, se acumularon finalmente en el lago. El agua puede acumularse allí porque el suelo es seco, compacto como el hormigón, y no absorbe fácilmente.
El servicio meteorológico anticipó que se acercaba una borrasca por el Pacífico cargada de humedad y que afectaría a zonas de la costa oeste de EEUU. No es la primera vez que llueve en el Parque Nacional del Valle de la Muerte y parece que no será la última vez, puesto que cada vez se produce más. El pasado febrero se tuvieron que cerrar caminos porque la lluvia provocó inundaciones, pero tampoco esa fue la primera vez: en 2015 cayó más agua que nunca, viéndose obligadas las autoridades a cerrar una carretera del parque que no reabrirá hasta 2020 por seguridad.
Diez días después de que empezasen las lluvias en este valle desértico el lago todavía se mantiene, aunque será de manera temporal. Mientras dura el 'milagro', los turistas aprovechan para visitarlo antes de que termine por desaparecer para recuperar el aspecto de lo que es: uno de los lugares más secos del mundo y el más seco de Norteamérica.