Las hormigas, que provienen de una familia de insectos eusociales que, como las avispas y las abejas, pertenecen al orden de los himenópteros, han sido sugeridas por un análisis científico realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Roma y publicado en Frontiers in Nutrition como un alimento que podría proteger contra afecciones oncológicas.
El estudio ha vinculado al insecto como un invertebrado ubicuo, que junto los saltamontes y los grillos, posee altas concentraciones de antioxidantes, presentes comúnmente en frutas y verduras. Elementos que disminuyen las reacciones químicas en el cuerpo que producen radicales libres, que a su vez se cree que aumentan el riesgo de padecer cáncer, que podría afectar a 277.700 personas en 2019.
En comparación con los alimentos cotidianos, el grupo de expertos valoró una mayor presencia en antioxidantes en extractos de agua de saltamontes, gusanos de seda y grillos, quintuplicando los valores energéticos ofrecidos por un zumo de naranja. Dentro de esta clasificación, los más ricos en este nutriente eran las hormigas negras acompañada de las anteriores especies mencionadas.
La dieta baja en grasa, asociada a la prevención o menor riesgo de morir de algún tipo de cáncer como el mamario, ha sido desplazada o al menos complementada desde este último estudio italiano.
En ese sentido, el profesor y responsable de la investigación, Mauro Serafini, ha "animado" a consumir este tipo de insectos regularmente puesto que ya lo hace "al menos dos mil millones de personas, una cuarta parte de la población mundial" en lugares como Reino Unido donde se introduce gradualmente. Además, asegura que los insectos comestibles son una excelente fuente de proteínas, ácidos grasos poliinsaturados, minerales, vitaminas y fibra, ha indicado.
De hecho, Sainsbury's incorporó el pasado mes de noviembre a las estanterías de sus supermercados un nuevo producto conocido como grillos asados crujientes que ya recorren 250 establecimientos de todo el país.