Cansado de ver a su hijo en una silla de ruedas, un ingeniero francés ha fabricado un exoesqueleto.
Atado a sus hombros, pecho, cintura, rodillas y pies, el exoesqueleto permite a Óscar, quien tiene una condición neurológica genética, caminar.
Ha tenido tanto éxito que ha vendido decenas de unidades a hospitales de Francia, Luxemburgo y Estados Unidos, por unos 176.000 dolares la unidad.
Los particulares aún no pueden comprarlo para el uso diario, esa es la siguiente etapa, en la que está trabajando la empresa.