La inflamación de la tiroides y la ansiedad pueden estar relacionadas. Es lo que evidencia un estudio que sugiere que la función tiroidea puede jugar un papel importante en el desarrollo de trastornos de ansiedad y que la inflamación de la tiroides debe investigarse como un factor subyacente en este trastorno psiquiátrico.
La investigación, presentado en el 22º Congreso Europeo de Endocrinología, revela una relación entre la inflamación autoinmune de la tiroides que sufren algunas personas y que esto provoca que puedan tener un mayor riesgo de desarrollar ansiedad, según ha publicado la web especializada Neuroscience.
En la actualidad, hasta un 35% de la población joven (25-60 años) de los países desarrollados padece un trastorno de ansiedad, con un impacto severo en la calidad de vida y la capacidad para trabajar y socializar. Eso sin contar que los medicamentos contra la ansiedad no siempre tienen un efecto duradero.
Los exámenes actuales para los trastornos de ansiedad suelen centrarse en la disfunción del sistema nervioso y no tienen en cuenta el papel del sistema endocrino. La glándula tiroides produce las hormonas tiroxina (T4) y triyodotironina (T3) que son esenciales para regular la función cardíaca, muscular y digestiva, el desarrollo del cerebro y el mantenimiento de los huesos.
La inflamación autoinmune en la tiroides ocurre cuando el cuerpo produce anticuerpos que atacan la glándula y causan daño. Estudios recientes indican que los trastornos de ansiedad pueden estar asociados con la disfunción de esta glándula ubicada en la zona del cuello. Por lo tanto, es importante comprender cómo esto puede contribuir a la ansiedad, para que los pacientes puedan ser tratados de manera más eficaz.
La doctora Juliya Onofriichuk, del Hospital Clínico de la ciudad de Kiev (Ucrania) investigó la función tiroidea en 29 hombres con edad media de 33,9 años y 27 mujeres con una edad promedio de 31,7 con ansiedad diagnosticada, que estaban experimentando ataques de pánico.
Los ultrasonidos de sus glándulas tiroideas evaluaron la función de estas y se midieron sus niveles hormonales. Los pacientes con ansiedad mostraron signos de inflamación de la glándula tiroides, sin que su función estuviera afectada, con niveles de hormona tiroidea todos dentro del rango normal, aunque ligeramente elevados. También dieron positivo en anticuerpos dirigidos contra la tiroides.
El tratamiento durante 14 días con ibuprofeno y tiroxina redujo la inflamación de la tiroides, normalizó los niveles de hormona tiroidea y redujo sus puntuaciones de ansiedad.
"Estos hallazgos indican que el sistema endocrino puede desempeñar un papel importante en la ansiedad. Los médicos también deben considerar la glándula tiroides y el resto del sistema endocrino, así como el sistema nervioso, al examinar a los pacientes con ansiedad", explica la doctora Onofriichuk.
Este conocimiento podría ayudar a los pacientes con ansiedad a recibir un tratamiento más eficaz que mejore la función tiroidea y podría tener un efecto positivo a largo plazo en su salud mental. Sin embargo, en este estudio no se tuvieron en cuenta las hormonas sexuales y de las glándulas suprarrenales, que también pueden tener un efecto grave sobre la ansiedad.
La doctora planea ahora realizar más investigaciones que examinen los niveles de hormonas tiroideas, sexuales y suprarrenales (cortisol, progesterona, prolactina, estrógeno y testosterona) en pacientes con glándulas tiroideas disfuncionales y trastornos de ansiedad. Esta investigación tiene como objetivo ayudar a comprender más claramente el papel del sistema endocrino en el desarrollo de la ansiedad y podría conducir a un mejor manejo de los trastornos de ansiedad.