En marzo del 2000, el iceberg más grande jamás registrado se separó de la plataforma de hielo Ross de la Antártida. Desde entonces, la inmensa masa de hielo bautizada como B-15, ha ido recorriendo las aguas cercanas del continente helado hasta que en 2016 comenzó a alejarse y a tomar rumbo al ecuador.
Según ha indicado la NASA, este cambio de ruta significará de forma muy probable su desaparición, ya que las aguas más cálidas de esta zona acabarán por derretirle.
Desde su desgarramiento, el B-15 ha fracturado en numerosos icebergs más pequeños,los cuales en su mayoría se han derretido, lo que ha ido mermando su tamaño. Cuando se separó de la plataforma artántica, medía aproximadamente 196 kms de largo y 37 de ancho. Eso equivale a un área de 10.900 km2, o aproximadamente del tamaño de Connecticut, en Estados Unidos.
En la actualidad, sólo quedan cuatro piezas que cumplen con el requisito de tamaño mínimo para ser considerado un iceberg, al menos 68km2.
Cuando los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional fotografiaron el B-15 el 22 de mayo medía 18 km de largo y 9 de ancho. Según indica la agencia espacial, este tamaño todavía está dentro del mínimo rastreable. Pero advierten de que el iceberg no durará mucho más si se astilla en trozos más pequeños.