La Inteligencia Artificial no sabe ponerse romántica ni en San Valentín: "Te amo más que a la sal en mi gazpacho"
Aquí van cinco cartas de amor que nadie ha escrito, han sido elaboradas por Inteligencia Artificial
Cada misiva funde como puede decenas de tópicos regionalistas con clichés amorosos en forzadas metáforas
Una mujer se casa con un 'hombre' creado por medio de inteligencia artificial: "Nunca he estado más enamorada"
Llega San Valentín y aquí van cinco cartas de amor que nadie ha escrito, han sido elaboradas por Inteligencia Artificial y cada una de ellas con un matiz diferente: el remitente. Así 'piensa' la IA que escribiría una carta de amor un andaluz, un madrileño, un catalán, un vasco y un gallego.
Casi como si se tratara de un chiste, cada misiva funde como puede decenas de tópicos regionalistas con clichés amorosos para escribir forzadas metáforas que no pasarían ni el filtro de una novela romántica para adolescentes. He aquí el amor artificial con mucha inteligencia y poco corazón:
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Un andaluz enamorado
Llena de sol, feria y muchos colores, la carta de amor que escribiría un andaluz según la IA sabe a campo. "Mi pensamiento se ha llenado de ti como un olivar en pleno verano" o "envejecer a tu lado, como dos olivos centenarios" son algunas de las frases para conquistar de la Inteligencia Artificial.
La feria también tiene su hueco: "cada sonrisa tuya es como un farolillo que ilumina mi camino"; y por supuesto no puede faltar el flamenco: "Te amo con la pasión de un flamenco bailando bajo la luna". Sin embargo la frase definitiva la deja para el final y hace referencia a la gastronomía: "Te amo más que a la sal en mi gazpacho".
Por el amor de Madrid
"Eres como el bullicio de la Gran Vía, siempre presente y lleno de vida". La carta de amor de un madrileño que nos propone la Inteligencia Artificial para enamorar a un madrileño o madrileña está repleta de referencias geográficas: "Tu sonrisa ilumina mis días más que las luces de Navidad en la Puerta del Sol".
Y a la hora de poner pasión a la carta, la Inteligencia Artificial tira de fútbol. "Te amo con la fuerza de un grito de ¡Hala Madrid!" o "con la pasión de un aficionado del Atlético celebrando un gol en el Metropolitano". Son algunas de las metáforas menos románticas escritas en nombre del amor.
Sin embargo como buen conquistador, guarda para el final esa frase en la que termina de abrir su corazón y de nuevo se la reserva al tema gastronómico con un inolvidable: "Te amo más que el bocadillo de calamares".
Corazón catalán
"Cada momento compartido contigo es como un paseo por el Passeig de Gràcia en una tarde de primavera" o "tu presencia me cautiva como la majestuosidad de la Sagrada Familia". Más que una carta de amor, parece una guía turística de Barcelona. La Inteligencia Artificial regala a cada rincón de la ciudad una metáfora romántica.
"Contigo a mi lado, me siento capaz de conquistar montañas como Montserrat" escribe la IA, que asegura querer con la fuerza de los castellers "que llegan a la cima con esfuerzo y dedicación". Y para terminar, por supuesto una nueva referencia a la comida: "Te quiero más que al pan con tomate".
Amor en vasco
Si un vasco escribiera una carta de amor posiblemente no pusiera ni una de estas declaraciones. "Te amo como a un campeón", pero así propone la Inteligencia Artificial que lo haría. Con referencias a los paisajes y montañas, al mar Cantábrico y el centro de Donostia "en una tarde de primavera con colores y olores especiales".
"Te amo con toda mi sensibilidad, como una bailarina en un gran Festival", una bailarina enamorada que busca "la felicidad de nuestro pueblo feliz, fomentando cada uno de nosotros nuestro compañerismo y amor". Aquí no hay referencias a la comida, y casi tampoco al amor, pero aún así termina con el puño en alto. "Te amo más que al sol, más que al calor y más que al revolucionario".
Declaraciones de un gallego
El gallego enamorado, según la IA, habla de mar y de faros. "Contigo siento que puedo afrontar cualquier tormenta, como marineros que luchan contra las olas salvajes del océano". Y por supuesto no puede faltar el instrumento del amor, la gaita. "Tu risa es como música para mis oídos, más dulce que la melodía de una gaita al atardecer".
"Gracias por ser mi estrella del norte, mi puerto seguro en este mar de emociones", y ya va llegando al final, que esta vez sí habla de comida una vez más. "Te amo más que el aroma del marisco fresco"... como resistirse a eso.
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