Los próximos cuatro años serán clave para la recuperación y la conservación de los humedales españoles. Al rescate de estas tierras acudirá a partir de ahora la Comisión Europea que ha aprobado la inversión de 2 millones de euros dentro del proyecto LIFE Wetlands4Climate (W4C).
El objetivo es más trascendental de lo que parece: los humedales son auténticos sumideros de carbono y por tanto reductores de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera. No se trata, por tanto, de salvar únicamente estas tierras en Europa, sino de limitar las emisiones a nivel global.
Este proyecto se centrará en la adaptación de políticas climáticas del uso de la tierra, cambio de uso de la tierra y silvicultura (LULUCF por sus siglas en inglés). El fin es generar datos sobre el secuestro de carbono en humedales que, entre otros fines, contribuirán a alimentar los análisis del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), así como a elaborar pautas de gestión que incrementen su papel como sumideros.
Además de esta labor, los humedales poseen “un gran valor ecológico” por la diversidad de especies que acogen y por su labor de purificación del agua que alimenta a otros ecosistemas y rellena los acuíferos subterráneos, “esenciales en el entorno mediterráneo” teniendo en cuenta la escasez de agua y las sequías que afronta “de forma crónica” la península Ibérica.
A pesar de ello, el comunicado recuerda que los humedales están desapareciendo tres veces más rápido que los bosques, según estudios de diversos organismos científicos, que alertan además de que su degradación puede llevarles a dejar de almacenar grandes cantidades de carbono para empezar a emitirlo, “con las consecuencias que esto conlleva para el calentamiento global”.
LIFE W4C desarrollará medios de gestión para la conservación en 10 humedales piloto –mediterráneos, costeros o de interior– distribuidos por la Península Ibérica con el fin de que sean representativos.
Para ello, diseñará un protocolo experimental que evalúe en detalle las características y condiciones iniciales de cada uno de ellos, lo que permitirá definir las mejores acciones de gestión de manejo, incluyendo las de suelo, agua y vegetación, dando prioridad a las que tengan mayor efecto sobre el ciclo del carbono y, en consecuencia, la capacidad de los humedales para el secuestro del carbono.
La metodología empleada permitirá ofrecer a las empresas la compensación voluntaria de sus emisiones, a través de proyectos de restauración financiados por fondos para la conservación, con la idea de “acelerar las sinergias entre la sociedad y el mundo económico” e impulsar el tránsito hacia una economía descarbonizada.
Sin este tipo de mecanismos que permiten implicar al sector privado en proyectos de restauración y gestión sostenible, no se llevarían a cabo las inversiones previstas en conservación de humedales que mitigan el cambio climático, según el comunicado.
De hecho, actividades de certificación y verificación de emisiones como las contempladas en este proyecto “implican en sí mismas la puesta en marcha de nuevos modelos” de negocio, de actividades de consultoría y generación de empleo.
Entre los socios de W4C estarán la Fundación Global Nature, que coordinará el proyecto en el que participan el Ayuntamiento de Valencia y la Generalidad Valenciana; la Fundación Valencia Clima y Energía, que se encargará de labores de información y formación de educación ambiental, y la iniciativa cuenta con el apoyo de la Oficina Española de Cambio Climático, la Subdirección General de Biodiversidad Terrestre y Marina del MITECO, la Confederación Hidrográfica del Júcar, la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunidad Valenciana y el Colegio de Ingenieros Industriales de la Comunidad Valenciana.
También, de las direcciones generales de Medio Natural de la Junta de Castilla-La Mancha y de Patrimonio Natural y Política Forestal de la Junta de Castilla y León, así como las redes internacionales Living Lakes y Wetlands International.