El dolor de cabeza es el motivo por el que una de cada 50 personas acude a Urgencias y sin embargo, la mayoría no mueren por esto. Si eres de los que pierdes el sueño por una alergia pasajera y no paras de pensar que tienes cáncer quizá eres hipocondríaco, parte de ese 10% de los que sufren este trastorno. Si le preguntas a tu médico si te estás muriendo, "la respuesta es sí. Para ser más precisos, te estás muriendo desde el momento en que naciste".
Es lo que dicen estos dos médicos estadounidenses Christopher Rehbeck Kelly y Marc Sabin Eisenberg que han escrito ¿Saldré de esta, doctor? (Edit. Vergara), una verdadera guía "para el hipocondríaco que todos llevamos dentro".
Los dos expertos han descrito en 400 páginas los principales síntomas por las que solemos ir al médico. Personas que se revisan constantemente, se palpan, se toman la tensión y el pulso, porque creen estar enfermos y solo sufren de hipocondría, la enfermedad que no existe. Para los hipocondríacos, que buscan en internet al menor síntoma o señal de enfermedad y creen sufrir un tumor cada dos por tres, está dedicado este libro.
Los dos especialistas, hartos de estos 'enfermos psicológicos' hacen una reflexión burlona. " ¿Pone que esa nariz congestionada es un síntoma de cáncer? No sabes cuánto lo sentimos, pero claro, ¿desde cuándo míster Google es licenciado en Medicina? ".
¿Pero qué es la hipocondría y por qué dedicar tantas páginas? El psicólogo Carlos Baeza Villarroel, de la Clínica de la Ansiedad, en Barcelona explica que es un "trastorno" que suele venir acompañado de otros problemas "de ansiedad, obsesivo-compulsivo, y depresivos."
Para las personas que sufren de hipocondría cualquier síntoma real o imaginario se agiganta convirtiéndose en una "intensa preocupación" que muchas veces pueden afectar la vida social y laboral provocando "temores", "cambios en el estado de ánimo", explica el especialista en Psicología Clínica. El hipocondríaco interpreta mal cualquier señal del cuerpo, aunque pruebas médicas hayan descartado cualquier enfermedad, porque en la hipocondría "la preocupación es el problema".
"Experimentan un elevado grado de preocupación por la salud o se alarman ante cualquier incidencia al respecto, generando comportamientos tales como revisión-comprobación repetida del cuerpo a la búsqueda de signos de enfermedad, consultas a internet, hablar reiteradamente de la enfermedad, abuso de consultas al médico para tranquilizarse o, lo contrario, evitar las consultas ante el temor de una confirmación de la enfermedad".
Para los que se reconozcan estas señales de aviso de que eres un hipocondríaco o estás a punto de serlo, un vistazo a la guía de Kelly y Eisenberg que organizan el libro en capítulos por si tienes dolor en el pecho, o tu ritmo cardíaco es rápido e irregular, has aumentado de peso de forma involuntaria, tienes un sarpullido o estás estreñido todo el tiempo.
"Si insistes en peinarte constantemente, en jugar con tu cabello ondulándolo de un lado a otro o bien haciéndote trenzas o colas de caballo, puedes estar seguro de que con eso estarás colaborando a que se te caiga". Se llama alopecia traumática por tracción". advierten, aunque perder cientos de pelos al día es normal.
De la misma opinión es el psicólogo clínico Baeza Villarroel que tiene una serie de recomendaciones para las personas hipocondríacas o con tendencia a preocuparse más de la cuenta por cualquier irritación o malestar. Este especialista recuerda que "no todas las sensaciones de nuestro cuerpo tienen explicación", por lo que aconseja "detectar y cambiar esos pensamientos angustiantes sobre padecer una enfermedad o morir".
Para ello, nada mejor que compartir con "amigos, familiares u otros pacientes", pero siempre que "hable de temas de interés general (política, deportes, el tiempo)", porque "si sigue hablando sobre problemas de salud, conseguirá que no le escuchen."
Otra de las recomendaciones de este especialista no favorece nada "interesarse tanto por la salud y las enfermedades (internet, preguntas a especialistas, ver ciertos programas,", porque "hará que tienda a malinterpretar sus propias sensaciones de manera catastrofista".
"Si está usted excesivamente atento a su propio cuerpo amplificará las sensaciones. Si además interpreta estas sensaciones como señal de peligro , se angustiará más, con lo que sentirá nuevas y peores sensaciones a las que dará nuevas y peores interpretaciones, y así sucesivamente". Así, que lo "mejor es cortar de raíz este círculo vicioso".
Los autores de 'Saldré de esto, doctor?', siendo médicos, aclaran que hay que descartar cualquier enfermedad por lo que incluyen otro apartado: 'pídele hora a tu médico si' ... "sientes cansancio todo el tiempo" porque "los problemas de tiroides y las anemias por deficiencia de hierro" puede provocar la "perdida de cabello"; comprueba la medicación que tomas, porque la "warfarina, los esterorides, las píldoras anticonceptivas, las anfetaminas y los suplementos de vitamina A. Todo eso puede perjudicar tu melena.
Y por último el 'Ve corriendo a Urgencias si' a la pérdida de pelo se juntan otros síntomas como "mareos fuertes, ritmo cardíaco acelerado y perdidas de consciencia".
Muchas veces el hipocondríaco se convierte en la diana de nuestras bromas, pero para el que la sufre no tiene gracia y lo vive como una verdadera angustia.
La hipocondría, que nace de una mala experiencia con médicos, una negligencia, de una infancia enfermiza o sobreprotectora, de una vivencia cercana con familiares enfermos, se cura en el 80% de los casos. El psicólogo de la felicidad, Rafael Santandreu muchas veces ha hablado del "miedo hipocondríaco" que se resuelve cuando el enfermo imaginario se da cuenta en profundidad de que si tuviera una enfermedad seria, por ejemplo, el sida o cáncer, podría ser feliz, a pesar de todo. Tendría que enfrentar ese problema, curarse, pero al mismo tiempo podría seguir haciendo cosas por él y por los demás.
Sepa que Google no es buen aliado. El ciberhipocondríaco buscará sus síntomas y la angustia irá in crescendo, porque "la mayoría de las páginas web coinciden en meter miedo para que estos sigan clicando o, peor aún, para que se rasquen el bolsillo y adquieran la cura milagrosa", avisan Christopher Rehbeck Kelly y Marc Sabin Eisenberg, que saben de lo que hablan.
Lo más efectivo para Baeza Villarroel es "el tratamiento psicológico que más claramente ha demostrado su eficacia es el llamado cognitivo-conductual". Se les "enseña al paciente y a sus familiares nuevas formas de afrontar el problema y se les anima a que dejen de afrontarlo como hasta ahora hacían". Lo importante, es que el paciente, una vez reconocidos los síntomas, tenga el deseo y la fuerza de buscar un buen especialista.