En la meseta Tibetana, conocida como "el techo del mundo" por ser la más alta y grande del mundo, vive una tribu indígena nómada, Chang Tang-Pa, que pasa sus días buscando comida para sus cabras. Sin dinero ni tecnología intentan sobrevivir en un mundo que les está dando la espalda.
La familia de Sonam, una niña de 12 años, es uno de los miembros de esta comunidad. La pequeña hace largos viajes a través de las nevadas montañas acompañada de sus animales con el objetivo de buscar nuevos pastos donde puedan comer. Además de esta arriesgada función, Sonam también es la encargada de que las crías más pequeñas de la manada tengan leche y comida suficiente.
Gaysto, de 63 años, es el padre de la familia. Con tan solo siete años, viajó a pie durante semanas para huir de la invasión china. Una vez que llegaron a esta meseta fueron obligados a adoptar esta forma de vida. Duermen en tiendas de campaña tapados con pieles de yak y comen lo que les da la tierra y sus animales. Una dieta a base de carne y grasa de cabra, bollos de masa tibetanos llamados "momos", té y flores de cebada llamadas "tsampa".
Unos productos que intercambian con otras tribus junto con la lana de sus preciadas cabras, o lo que es lo mismo el "cashmere". Un tejido que tienen prohibido vender ya que el gobierno indio tiene la exclusividad de su producción. No se lo pueden vender a nadie que no sea el gobierno que paga un precio terriblemente bajo por él.
Un estilo de vida Budista en el que cantan rezos tibetanos a la salida del sol. Una religión en la que la educación es una de las partes más importantes y que, desgraciadamente, Gaysto no se puede permitir para sus hijos. La tradición indica que las hijas se casen con hombres de otras tribus cercanas y que tengan más de un marido: uno cerca de casa para que les pueda ayudar y otro que viva en las montañas con las manadas de animales.
Más allá de su forma de vida, una de las cosas que llama la atención de esta tribu es su inquebrantable creencia en la fe y su gran determinación por sobrevivir. Sin embargo, también son conscientes de la rapidez con la que se desarrolla el mundo y el impacto que tendrá sobre su frágil y tradicional cultura.
A esta gran historia ha tenido acceso en primera persona la fotógrafa inglesa Cat Vinton que ha vivido durante dos meses con esta tribu del Himalaya para mostrar al mundo este modo de vida tan tradicional y alternativo.