Era el año 1519, Hernán Cortés acababa de tocar tierra en la costa de México y llegar a Tenochtitlan daba tanto miedo que algunos de sus hombres quisieron volver a subirse a los barcos y emprender el camino de vuelta. El conquistador condenó a la horca a los líderes rebeldes y arrestó a los demás. Y para evitar nuevas tentaciones hundió sus propios barcos.
Quinientos años después, un equipo de arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México y de expertos estadounidenses ha anunciado el hallazgo de dos anclas antiguas en el fondo de aquella bahía de Villa Rica, en Veracruz. “Las características de las anclas las vinculan al siglo XVI", han dicho los arqueólogos en un comunicado.
Villa Rica es hoy lugar de turistas y pescadores, pero hace 500 años fue la tierra del encuentro cultural. El lugar donde los conquistadores españoles desembarcaron para pisar y tratar de dominar esa tierra desconocida y misteriosa que resultó ser América. Los arqueólogos llevan años trabajando en esa zona buscando testimonios de aquel encuentro.
En el fondo de esa bahía han encontrado ya tres las anclas. La primera, el año pasado. Era de forma idéntica a estas dos y tenía un cepo, un trozo de madera adherido al cuerpo principal del ancla que, después de varios estudios, se concluyó que era de un árbol que se daba en la cornisa cantábrica española en la segunda mitad del siglo XV.
Las dos anclas halladas ahora son también, por su materia, apariencia y construcción –lengüetas sobre la caña a la altura del cepo- del siglo XVI. Y su colocación en el lecho marino podría indicar que se hundieron en ese puerto. Son algo más grandes que la anterior: la mayor de todas tiene 3,68 metros de largo y 1,55 entre sus puntas.
Los investigadores encargados de analizar el hallazgo dicen que es preliminar atribuir las anclas a los navíos de Hernán Cortes porque el puerto de Villa Rica se convirtió después de 1519 y hasta el siglo XIX en un puerto muy activo.
“No está claro si las tres anclas pertenecen a un mismo momento histórico, pero su alineación al suroeste coincide con la lógica de la Villa Rica como un puerto que protege a los barcos de los vientos del norte y el noroeste”, precisa doctor Roberto Junco.
En todo caso el hallazgo es muy valioso en su propósito de encontrar los pecios de barcos europeos que llegaron a América en siglo XVI. “La Conquista de México fue un evento seminal en la historia humana, y estos naufragios, si podemos encontrarlos, serán símbolos de la colisión cultural que llevó a lo que hoy es Occidente, geopolítica y socialmente hablando”, concluye otro de los investigadores, el doctor Hanselmann.