El tiempo que pasamos dormidos a lo largo de nuestra vida se calcula en un tercio, tiempo que nuestro cerebro se instala en las regiones desconocidas del subconsciente. Soñamos, pero la ciencia aún no puede definir con claridad la finalidad de los sueños.
Durante siglos, la mezcla de esas imágenes nocturnas han despertado el interés de generaciones, pero la ciencia moderna no cree que los sueños tengan ningún efecto directo con nuestra vida cotidiana.
El MIT (El Instituto de Tecnología de Massachusetts), una de las universidades más prestigiosas del mundo, ha centrado su interés en los sueños y desde el Dream Lab del MIT, un grupo de investigadores trabajan para crear una tecnología que sea capaz de extraer del subconsciente esos sueños y demostrar su valor en el ser humano.
En declaraciones recogidas por OneZero, Adam Horowitz, investigador del Dream Lab, afirma que “soñar es pensar dormido. Cuando entras, sales diferente a la mañana siguiente. Nos hemos estado haciendo preguntas sobre la experiencia de esa transformación de información y los pensamientos que la guían”
Investigaciones sobre los sueños han llevado a la conclusión de que éstos contribuyen a la consolidación de la memoria y a la salud mental en general, pero desde Dream Lab están impulsando la investigación para ir un paso más allá.
Lo que pretenden los investigadores del MIT es adaptar la tecnología para poder llegar a interferir en los sueños. La intencionalidad de este estudio, que comenzó en 2017, tiene como finalidad demostrar que los sueños son puntos de acceso a niveles más profundos de cognición.
Hackear o piratear los sueños pueden hacer que cuando despertemos nuestras vidas sean diferentes, es decir interfieran en la personalidad del individuo y se beneficie de ello.
Horowitz lo enfoca desde el punto de vista en que esta interferencia en los sueños pueda “aumentar la memoria, la creatividad o con la finalidad de mejorar el estado de ánimo o el rendimiento” cuando despertemos.
En Dream Lab trabajan con Dormio, un dispositivo con forma de guante destinado a impulsar la creatividad al ayudarnos a aprovechar la hipnagogia, ese estado semilúcido entre la vigilia y el sueño donde los pensamientos se liberan de la realidad y comienza el sueño.
Con sensores envueltos alrededor de la muñeca y los dedos del usuario, el dispositivo rastrea el tono muscular, la frecuencia cardíaca y la conductancia de la piel para identificar las diversas etapas del sueño. Cuando el usuario cae en la hipnagogia, el dispositivo reproduce una señal de audio pregrabada, que generalmente consta de una palabra, y graba cualquier cosa que el usuario pueda decir en respuesta.
En un experimento de 50 personas con Dormio, Horowitz descubrió que el contenido de la señal de audio se mostraba con éxito en los sueños de las personas; si la palabra era "tigre", por ejemplo, los usuarios informaron que soñaban con un tigre.