El gigantesco agujero de ozono sobre la Antártida alcanzó su máximo el 7 de octubre. Un invierno más frío de lo habitual en el hemisferio sur ha alimentado un agujero más profundo y más extenso de lo que estamos acostumbrados a ver, y también más persistente: está previsto que aguante hasta noviembre o principios de diciembre de 2021, según los expertos.
El agujero de ozono antártico de 2021 ocupa el puesto 13 más grande desde 1979, han informado científicos de la NASA y la NOAA.
"Este es un gran agujero de ozono debido a las condiciones estratosféricas más frías que el promedio de 2021, y sin un Protocolo de Montreal, habría sido mucho más grande", dijo en un comunicado Paul Newman, científico jefe de ciencias de la Tierra en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland.
Lo que llamamos el "agujero de ozono" es un adelgazamiento de la capa de ozono en la estratosfera (una capa superior de la atmósfera de la Tierra) sobre la Antártida que comienza cada septiembre. Las formas químicamente activas de cloro y bromo derivadas de compuestos producidos por humanos se liberan durante las reacciones en las nubes polares de gran altitud. El cloro y el bromo reactivos inician reacciones que destruyen el ozono cuando sale el sol en la Antártida al final del invierno.
Los investigadores de la NASA y la NOAA detectan y miden el crecimiento y la ruptura del agujero de ozono con instrumentos satelitales a bordo del Aura, Suomi-NPP y NOAA-20.
Este año, las observaciones satelitales de la NASA determinaron que el agujero de ozono alcanzó un máximo de 24,8 millones de kilómetros cuadrados, aproximadamente el tamaño de América del Norte, antes de comenzar a reducirse a mediados de octubre. Las temperaturas más frías que el promedio y los fuertes vientos en la estratosfera que rodea la Antártida contribuyeron a su tamaño.
Los científicos de la NOAA en la Estación del Polo Sur, una de las redes de monitoreo de ozono a nivel mundial, registran el espesor de la capa de ozono liberando globos meteorológicos que llevan instrumentos de medición de ozono llamados “ozonosondas” que miden las concentraciones variables de ozono a medida que el globo asciende a la estratosfera.
Cuando sale el sol polar, los científicos de la NOAA también realizan mediciones con un espectrofotómetro Dobson, un instrumento óptico que registra la cantidad total de ozono entre la superficie y el borde del espacio conocido como el valor de ozono de la columna total. Este año, los científicos registraron el valor más bajo de ozono en columna total de 102 unidades Dobson el 7 de octubre, el octavo más bajo desde 1986. En altitudes entre 14 a 21 kilómetros, el ozono estuvo casi completamente ausente durante el máximo del agujero de ozono.
Si bien el agujero de ozono antártico de 2021 es más grande que el promedio, es sustancialmente más pequeño que los agujeros de ozono de finales de la década de 1990 y principios de la de 2000.
El agujero de ozono se está recuperando debido al Protocolo de Montreal y las enmiendas posteriores que prohíben la liberación de químicos dañinos que agotan la capa de ozono llamados clorofluorocarbonos o CFC. Si los niveles de cloro atmosférico de los CFC fueran tan altos hoy como lo eran a principios de la década de 2000, el agujero de ozono de este año habría sido mayor en aproximadamente unos cuatro millones de kilómetros cuadrados en las mismas condiciones climáticas.
Los niveles de ozono reducidos como resultado del agotamiento de la capa de ozono significan "menos protección de los rayos del sol y más exposición a la radiación UVB en la superficie de la Tierra", según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés). Los estudios han demostrado que en la Antártida, la cantidad de UVB medida en la superficie puede duplicarse durante el agujero de ozono que se forma anualmente.
"Los estudios epidemiológicos y de laboratorio demuestran que la UVB causa cáncer de piel y juega un papel importante en el desarrollo de melanoma maligno. Además, los rayos UVB se han relacionado con el desarrollo de cataratas, una opacidad del cristalino del ojo", advierte la EPA.