Elber Guzmán iba conduciendo por Colima (México) cuando se topó en la carretera con un gato abandonado y decidió llevárselo a casa. Pasaron quince días en los que su familia y él se encariñaron, pero había algo que les desconcertaba ligeramente. Al buscar en su teléfono fotos de diferentes felinos se dio cuenta de por qué: no era un gato, sino un puma yaguarundí.
Fueron las fotos de una noticia de un puma rescatado en Perales de Ibagué (Colombia) las que le confirmaron que se había equivocado. Las sospechas de Elber nacían principalmente de sus orejas más redonditas y su cola, más larga que la de un gato común. Cuando se dio cuenta llamó de inmediato a la Corporación Autónoma de la Regional del Tolima y le enviaron un veterinario a casa.
Las pruebas del médico han confirmado que tendrá alrededor de dos meses y que su estado de salud no es malo, aunque está algo desnutrida (es una hembra) ya que, hasta que Elber la encontró no comía demasiado. Aunque no la soltarán por ahora dado que no sabe cazar, calcula que la madre no debe de andar muy lejos. Su presencia en la carretera –tiene pinta– se debería a un despiste de la cría.
El puma yaguarundí habita desde el sur de Texas a la zona centro de Argentina. Es el doble de grande que un gato, pero de cachorro se confunde fácilmente. De hecho no es la primera vez que pasa. El año pasado una chica rescató de una cueva a un pobre gato con pinta de necesitar ayuda en Tucumán, Argentina. Lo llamó Tito y lo crió durante casi tres meses. Por suerte acabó dándose cuenta y acudió en su ayuda la fundación de animales FARA.
Hay muchos aspectos que se desconocen sobre este felino, a pesar de ser relativamente frecuente en Latinoamérica. Se sospecha que su población podría estar yendo a menos considerablemente, pero por lo pronto lo único que se sabe a ciencia cierta es que sus hábitats están amenazados en muchas regiones.