Esperarías encontrar drogas duras en Londres, plagada de discotecas y donde el consumo no deja de dispararse. Pero ¿cómo te quedarías si lo hicieras en un pueblo a 150 km de la capital? Es fácil imaginar la cara de los científicos. En 15 lugares de Suffolk realizaron test de contaminantes, y en los 15 casos todas las gambas examinadas contenían cocaína.
Se trata de concentraciones bajas, pero preocupantes, puesto que la biodiversidad de la zona, silvestre, se podría ver muy afectada si no se encuentra una solución rápida. Nic Bury, investigador de la universidad local, explicaba a 'The Guardian' que se deberá investigar ahora "si la presencia de cocaína en animales acuáticos es un problema para Suffolk, o un hecho más generalizado en el Reino Unido y en el extranjero".
Hace apenas cuatro meses, en Londres, los científicos investigaron el comportamiento extraño en las anguilas del Támesis. Como ya habrás deducido, el resultado a su hiperactividad estaba en su interior: cocaína. Las plantas de tratamiento del agua no filtran esta sustancia y, especialmente cuando llueve, la droga acaba siendo arrastrada al río. Se descubrió además que la orina de los londinenses que la habían consumido acababa en las aguas del Támesis.