Muchas personas no conciben la Nochevieja sin fuegos artificiales para dar la bienvenida al Año Nuevo. Pero si tienes mascotas, sabrás que el ruido del material pirotécnico se convierte en la peor pesadilla para los perros y gatos que, al tener mayor sensibilidad, pasan una noche bastante desagradable. Por ello, cada vez son más los países que se comprometen a utilizar petardos con decibelios mucho más bajos para evitar que los animales sufran estrés durante estas fechas, porque ellos también merecen disfrutarlas.
Hay que destacar que esta clase de fuegos artificiales están compuestos por materiales más silenciosos que los convencionales, al evitar utilizar los proyectiles más estruendosos. Sin embargo, no aíslan por completo el sonido y son más limitados en cuanto a la altura, el color y las formas que suelen producir. Por este motivo, algunos países como Italia y España no optan por el momento por utilizarlos, sino que eligen los habituales -más ruidosos- para captar la atención de la gente, especialmente en días destacados como Nochebuena o Nochevieja.
No obstante, algunas regiones aisladas como la ciudad italiana de Collecchio, en Parma, sí tienen en cuenta a las mascotas durante sus celebraciones. Esta localidad aprobó una ley en 2015 que solo permitía utilizar cohetes pirotécnicos silenciosos.
En definitiva, no es que se mitigue el ruido al cien por cien, pero sí se atenúa. Numerosos estudios científicos, como el llevado a cabo por un departamento del Instituto australiano Tecnológico Unitec, relacionan los espectáculos de pirotecnia con efectos como el pánico y las reacciones incontroladas en los animales.
Asimismo, confirman que no solo afectan a mascotas de hogar sino también a las aves, que, al escuchar los estruendos, tienen la reacción de escapar, lo que suele producir desorientación, abandono del nido e incluso la muerte en muchos casos. El Centro Nacional para la Información Biotecnológica (NCBI) así lo demostró en 2011 a través de un estudio que buscaba el motivo de una espantada de aves en Nueva York durante las navidades.
Ya sabrás que el oído de los mamíferos, como el de los perros y gatos, suele ser más sensible y agudo que el nuestro. Por ello, los fuegos artificiales se convierten en bombas para ellos, y suele generarles trastornos de ansiedad y estrés, incluso algunos casos especialmente graves suelen traducirse en cambios de la conducta que duran para siempre.
A conciencia, National Geopraphic lanzó una iniciativa para ayudar a los animales en la semana de Navidad en aquellas ciudades en las que aún no se utiliza esta clase de fuegos artificiales. Se trata de un proyecto que utiliza la música como relajante o alternativa para suavizar los efectos que tienen los estruendos en las mascotas.
Asimismo, se ha demostrado que los materiales pirotécnicos también tienen consecuencias para nuestros oídos, especialmente para el de los bebés. La Organización Mundial de la Salud cifra en 120 decibelios el umbral máximo de ruido, a partir del cual podemos notar algún daño, y los petardos, en gran medida, superan fácilmente los 150 decibelios en muchos casos. Asimismo, informa de que la pirotecnia tiene un efecto directo en la pérdida de audición en la niñez: "Los sonidos breves de alta intensidad como los de los fuegos artificiales pueden provocar una pérdida de audición permanente".