Además, los investigadores han conseguido que esta nueva defensa no elimine las bacterias beneficiosas para el cuerpo. Este descubrimiento, publicado en Nature Biotechnology según recoge Infosalus, está relacionado con una tasa mínima de aparición de nuevas resistencias.
Para el estudio, los investigadores crearon una estrategia centrada en la expresión de toxinas muy potentes administradas por conjugación (procedimiento por el que las bacterias intercambian genes).
"Uno de los desafíos de este método es cómo controlar el poder absoluto de estas toxinas. Hicimos esto separando sus genes en dos fragmentos, para asegurarnos de que solo serían efectivos si las dos partes pudieran recombinarse", expresó el líder del equipo, Didier Mazel.
Posteriormente perfeccionaron este procedimiento para que la toxina solo atacara a cepas resistentes al antibiótico. Finalmente crearon una estructura genética de gran eficacia, que pusieron a prueba con éxito en bacterias del pez cebra.