Los caracoles generalmente no suponen un problema para los humanos. Sacan sus “cuernos” al sol después de las lluvias y se deslizan por el suelo en busca de alguna hoja que devorar, para después volver a esconderse de las miradas. Sin embargo, hay una especie invasora en Florida que ha estado causando dolores de cabeza a más de un residente: un caracol gigante africano que mastica el estuco de las casas.
El pez león, las pitones birmanas… Florida tiene mucha variedad en lo que a especies invasoras se refiere, pero hay una que ha llegado demasiado lejos. El caracol terrestre africano gigante (Lissachatina fulica) ya causó problemas en el pasado, y por lo tanto es la segunda vez que obliga a desembolsar una cantidad considerable de dinero al estado para erradicar la plaga. Según el Miami Herald, habría costado 24 millones de dólares y diez años deshacerse de la molesta invasión.
Los daños en viviendas no son lo único que preocupa de esta especie. “Los invasores viscosos también portan un parásito que puede causar meningitis en humanos y mascotas, y es un factor decisivo en el comercio agrícola mundial”, publica el medio citado.
El caracol es llamado “gigante” por algo. Mide hasta 20,3 centímetros de largo, y le gusta comer calcio del suelo. Cuando este se acaba, recurre al estuco de las casas, y puntualmente se atiborra de frutas y verduras en los campos de agricultores, por lo que su presencia sale muy cara no solo en zonas urbanas, también en las rurales.
Lo de la meningitis tiene una explicación. Después de darse un festín, arrojan un rastro de heces fibrosas y malolientes que pueden contener un parásito llamado Angiostrongylus cantonensis. Si un perro ingiere al caracol (o un humano) o una hoja donde el caracol se haya posado, por ejemplo una hoja de lechuga sin lavar, el parasito puede dar problemas de salud que se suelen tratar con antibióticos.
Este caracol procedente de África llegó por primera vez a Florida en 1966, y se cree que lo hizo a través de un viajero que trajo tres individuos desde Hawái, donde la especie también es invasora. La persona en cuestión los habría soltado en su jardín en Florida y, con el paso del tiempo, los tres caracoles se convirtieron en miles y el gobierno estatal tuvo que hacerse cargo.
Para 1975, el caracol gigante se dio por erradicado por completo, pero en 2011 reapareció dejándose ver en Coral Gables y, al poco tiempo, en los condados de Miami-Dade y Broward. Los reportes ponían de manifiesto que se estaban extendiendo de nuevo, por lo que se aprobaron medidas y en total se han atrapado alrededor de 168.000 caracoles desde entonces.
Ahora, los científicos estudian cómo evitar nuevos brotes como este del caracol gigante africano, ideando estrategias eficaces para que no puedan propagarse.