Isabel Sola lleva 27 años trabajando codo con codo con Luis Enjuanes en el Laboratorio de Coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC). Los tres últimos, como codirectora. Enjuanes, de 76 años, nos contaba hace meses que tiene la idea de jubilarse en cuanto la pandemia se lo permita. Y Sola, de 54, le tomará el relevo. Son las dos personas que más saben de coronavirus en España.
"Llevamos unos años preparando la transición", nos cuenta la viróloga, "para que su jubilación no afecte al funcionamiento del laboratorio". El relevo iba a producirse antes, pero al llegar el SARS-CoV-2, "Luis se vio comprometido para continuar en esto". Desde entonces, Sola, Enjuanes y todo su equipo del CNB trabajan a destajo para desarrollar la que será una de las vacunas más eficaces y potentes contra la covid. Aún tardará, pero llegar más tarde también tiene sus ventajas, como salir mejor preparada frente a las variantes del virus que están apareciendo. De su vacuna, y de lo que está ocurriendo con las demás, hablamos en esta entrevista con la científica navarra.
Pregunta: Luis Enjuanes nos decía, hace unos meses
Respuesta: En ciencia siempre nos movemos dentro de la incertidumbre. Los plazos siempre son estimados. Continuamos pensando que para finales de este año podemos tener un prueba de concepto en modelos animales, y estar ya avanzados en los ensayos clínicos con humanos. Eso es lo que esperamos. A partir de ahí, esa parte de ensayos con humanos, aunque estemos presentes, nosotros no la hacemos directamente. Nosotros seremos un poco espectadores.
P: Cuando llegue la vacuna, entonces, puede que hayamos dejado atrás la pandemia…
R: Ahora podemos decir que la parte más dramática ya se ha superado, que estamos viviendo otra dimensión, porque ya hay vacunas. Eso es cierto. Pero también es cierto que esto es una pandemia, y que nosotros estamos en un entorno privilegiado, que es Europa y Occidente, el que las vacunas se están administrando. Pero la vacunación ha de ser algo mundial, porque mientras haya virus circulando y haya personas que no producen inmunidad, el virus va a segur ahí. Hay que pensar a escala mundial.
P: Su vacuna genera mucha expectación, entre otras cosas, porque va a ser capaz de evitar la transmisión del virus. Las de ahora, todavía no está del todo claro que eviten el contagio.
R: Sí, se está viendo que reducen la transmisión, pero no al cien por cien. No la evitan. Con la nuestra, en principio sí se va a evitar. Esto depende de que haya o no inmunidad esterilizante, de la respuesta inmune que produzca la vacuna. Nuestra vacuna produce anticuerpos y linfocitos T, pero además tiene algo así como una delegación, que es la que produce la respuesta inmune en mucosas: en la puerta de entrada de los patógenos. Se activan las IgA, que están especializadas en funcionar en la mismísima puerta de entrada, para que el virus no pueda entrar siquiera y no pueda replicarse.
La administración intramuscular, que es la de las vacunas actuales, no es la mejor vía para la inmunización en mucosas. Por eso, nosotros estamos trabajando con administración intranasal. En los animales ya hemos visto que es esterilizante, con otras vacunas. En cuanto quiere entrar, el virus se encuentra ahí la defensa y no entra. Con esta vacuna vamos a explorar las dos rutas, pero la ideal es la intranasal. Lo que pasa es que no podemos dejar de lado la otra, porque la intramuscular es la vía que prefieren las agencias reguladoras.
P: Su vacuna saldrá más tarde, pero ¿saldrá preparada para hacer frente a las variantes del virus que han aparecido en los últimos meses? Las de ahora no lo estaban, y están teniendo que adaptarse.
R: Sí, nosotros ya estamos terminando de construir la nuestra, adaptada a esas variantes. Hacemos ingeniería, para tener la secuencia que nosotros queremos, y ahora estamos introduciendo los cambios que incorporan las variantes que están en la británica, la de Sudáfrica y la de Brasil. En la misma secuencia, incorporas esas variantes. Dentro de siete meses esperamos que no haya cambiado mucho la situación... Pero ya que vamos un poco por detrás, esta sería la ventaja, poder incorporar las variantes en la vacuna.
P: ¿Qué le parece todo lo que está pasando con la vacuna de AstraZeneca?
R: Es una situación de bastante incertidumbre y confusión. Esta vacuna está envuelta en confusión desde los primeros ensayos clínicos que se hicieron públicos. De aquellos ensayos viene lo de que se limitara a la población menor de 55 años. Pero porque no había un número relevante de mayores en los ensayos, nada más. Es que cuando se autoriza una vacuna se hace con la información que se dispone en los ensayos clínicos, que es muy limitada. Pero en la fase 4, en la que estamos ahora, es cuando se ven esos efectos adversos muy poco frecuentes, muy raros. Y ahora, tras el informe de la EMA, el vínculo con la vacuna parece que se refuerza. Son casos muy raros, pero lo cierto es que están ahí.
El riesgo de muerte por coronavirus es mayor que el riesgo de que aparezcan estos efectos adversos, por eso tiene sentido seguir administrándola. Pero el principal problema que le veo, a día de hoy, es que se necesitaría conocer mucho mejor el número de casos y si se acumulan en un cierto tipo de población. Y eso no se ha explicado suficientemente. En el Reino Unido, por ejemplo, que es donde más se ha administrado esta vacuna, hasta hace un par de semanas no hemos conocido datos sobre sus casos.
Creo que es muy importante disponer de todos los datos y poder hacer esta operación matemática para ver realmente el equilibrio riesgo-beneficio. Sobre todo, porque hay otras vacunas disponibles. Hay que hacer bien el cálculo riesgo-beneficio.
P: Pero la EMA, precisamente, insiste mucho en que el beneficio es muy superior a los riesgos.
R: Yo veo dos cosas ideales: que los números sean lo más cercanos a la realidad posible, y poder ver si se asocia con un determinado perfil de población. Que se pueda decir si está contraindicada en personas con tales o cuales antecedentes, por ejemplo, porque así podríamos protegerlas y tomar la decisión final.
Hay una cosa positiva en todo esto, al menos: el análisis que se está haciendo en Alemania. Parece que lo ocurrido recuerda mucho a la HIT, y que las inmunoglobulinas intravenosas pueden ser el tratamiento.
P: ¿Se refiere a la investigación de hematólogos alemanes sobre su relación con ese efecto secundario de la heparina
R: Sí. Ante una persona que te viene con esos síntomas, habría que tenerlo en cuenta, saber que un procedimiento a seguir podría ser ése. Lo que plantean parece razonable, viendo lo que han publicado y la experiencia que ellos tienen en ese tema, que es muy amplia.
P: ¿Y entiende el recelo que pueden tener algunas personas con esta vacuna? ¿Usted se la pondría?
R: Pues mira, justo me han convocado para el lunes. Voy el lunes a vacunarme, y no sé cuál me van a poner. Hasta ahora, estaba dentro del grupo de edad en que me tocaba AstraZeneca, y pensaba en lo de que era mujer, menor de 60 años… en fin... entiendo el recelo que puede tener cualquiera. Yo no tenía intención de negarme, de decir que desconfío y que no la quiero. Pero quería tener los números que me hablaran del riesgo concreto, me habría gustado tenerlos si me la pusieran. No existe el riesgo cero, pero hay que saber a qué riesgo ye enfrentas. Esos datos no los tenemos, y eso es lo que echaba de menos, como científica y como persona.
P: Ahora, por edad, ya no le va a tocar...
R: En principio parece que no me toca, pero sigo pensando que esa es una información que debemos tener. Y es responsabilidad de las autoridades sanitarias. Es la EMA la que tendría que dar esa información, hacer ése cálculo. En ciencia nos movemos por evidencias, y en este caso nos las dan los números. Es normal que la gente quiera saber a qué se enfrenta y pueda aceptarlo, asumirlo, pero informados. Es normal querer tener evidencias para poder tomar decisiones con cierta seguridad.
P: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, augura un 70% de vacunados en España para finales de agosto.
R: La vuelta a la normalidad será un proceso gradual, que va a depender mucho de la capacidad de producción de las vacunas. Las compañías ya han aumentado sus niveles de producción y eso es una buena noticia. Y además, van a llegar nuevas vacunas. La estimación del gobierno es razonable. Pero cuidado: ¿el 70% de la población vacunada supone inmunidad de rebaño?
Es una estimación que se hace teniendo en cuenta el R0 del virus y asumiendo que la vacuna protege al 100%, pero si no da ese nivel de protección o no es esterilizante, pues se va a necesitar algo más. No creo que sea prudente que cuando tengas, sobre el papel, al 70% vacunado, digas “adiós mascarilla, adiós distancia”. Porque estas vacunas no protegen completamente de la transmisión del virus. Creo que hay que ir viendo el día a día, cómo va la incidencia conforme va avanzando la inmunización. ¿Abandonar medidas que sabemos que son efectivas? Pues habrá que verlo epidemiológicamente.
P: En relación con esto, hace poco advertía Margarita del Val: “No queremos más asintomáticos contagiosos”
R: Claro, por eso se sigue pidiendo a los vacunados que tengan cuidado y sigan tomando medidas. Y además, mientras siga habiendo virus circulando en el mundo, no podemos bajar la guardia. Siempre puede haber casos importados, la vigilancia debe mantenerse. Quizás no nos vamos a poder olvidar del coronavirus tan rápidamente, hasta que no tengamos una inmunidad en todo el mundo, porque esto es una pandemia.
Todo lo que está por venir va a ser mejor, pero no va a ser una cosa de hoy para mañana. Ni es conveniente dar fechas. Hay que ir viendo la evolución. Es ciencia y es incertidumbre. Tenemos que ir viendo cómo evoluciona la inmunidad en la población. En 2022 pienso que la incidencia del virus habrá bajado mucho, pero mira lo que ha pasado en China. Allí, la vida se ha normalizado bastante, pero están teniendo casos importados que dan lugar a brotes, aunque ya más controlados.
P: Usted ha hablado alguna vez de una vacuna universal para todos los coronavirus. ¿Qué sabemos de esto? ¿Es un proyecto real o solo una idea?
R: Es un ideal. No es un proyecto que esté muy avanzado. Sí lo está para la gripe, en cambio. Y la idea es la misma: buscar lo que todos los coronavirus tienen en común y hacer una vacuna contra ese elemento común, de forma que nuestro organismo esté preparado contra este coronavirus y los que vendrán.
Ahora mismo, a pequeña escala, ya se está haciendo algo parecido. Se puede ir pensando cómo haríamos para poder protegernos contra estas variantes y todas las que vayan apareciendo. Se está trabajando a pequeña escala en una vacuna universal que pueda funcionar frente a las variantes ya conocidas. Pero ¿prepararnos para la pandemia del futuro? ¿La vacuna universal coronavirus? Eso todavía es prematuro, es un ideal.
P: En su laboratorio hay 16 personas trabajando, y la mayoría sin plaza fija. Han recibido unos 2 millones de euros de financiación para la vacuna. Su situación no se puede ni 16 personas trabajando, y la mayoría sin plaza fija.comparar con la de Pfizer o AstraZeneca, que son gigantes farmacéuticos y además han recibido miles de millones de euros
R: Sí, es otra dimensión. El recorrido que tiene una vacuna empieza a pequeña escala, donde se hace todo lo preclínico, y luego hay que pasar a las grandes farmacéuticas. Pero en la gran mayoría de las vacunas que están en el mercado ha ocurrido al revés, han partido de las grandes farmacéuticas. La alianza de Pfizer, por ejemplo, con BioNtech, empezó desde el minuto cero por iniciativa de Pfizer. En nuestro caso, hemos empezado desde la pequeña escala de un laboratorio, desde el otro extremo.
Arrancamos desde la idea de un pequeño laboratorio, pero con muchísima experiencia en esto: 35 años. Hemos tenido financiación suficiente para hacer algo en lo que somos fuertes. Pero el salto a esa escala grande es el que ya no está a nuestro alcance. Tienes que encontrar una compañía que produzca una vacuna como esta, y que le vea interés económico, claro. No es fácil. Pero ya estamos en el proceso, parece que las cosas van bien.
P: Usted tomará el testigo de Enjuanes, en el laboratorio, cuando acabe todo esto. Es de las pocas mujeres al frente de proyectos científicos punteros en España. O, mejor dicho, de las pocas que gozan de visibilidad. ¿Cómo ve la situación de la mujer en la ciencia en España?
R: A día de hoy, en el CSIC, las cifras indican que hay más o menos el 50% de hombres y de mujeres, pero es cierto que cuando se va a avanzando en la carrera investigadora, la proporción de mujeres baja dramáticamente. Quiero pensar que es el resultado de una historia en la que las mujeres no han querido, o no han tenido la oportunidad, de continuar hacia esas posiciones de más responsabilidad. Y eso debe ir cambiando.
Tiene que haber un cambio social en que deje de haber impedimentos, más bien todo lo contrario. Que en la pequeña escala, una mujer no se vea en la necesidad de elegir entre familia y carrera, que pueda hacer las dos cosas porque la responsabilidad familiar es compartida. Será cuestión de tiempo también, tiene que haber un cambio generacional. Confío en que la visibilidad sea mayor dentro de un tiempo.