Por desgracia no los vemos en España porque para que se dé es necesario que las temperaturas sean muy, muy bajas. Se han visto en Escandinavia, Canadá, Estados Unidos… Durante mucho tiempo los científicos no han tenido clara la explicación de su formación pero parece que ya tienen respuesta.
Estamos hablando de una placa de hielo de casi 100 metros de diámetro, aunque en alguna ocasión se han visto más grandes. Para que se forme, además del frío evidente, es necesario que se produzca un remolino de agua que atrape al hielo. El bloque permanece más en el centro que en las orillas y, con la fuerza centrífuga de la corriente débil, empieza a dar vueltas. A medida que gira, 'golpea' el agua o las rocas y va moldeándose.
Son más comunes en ríos calmados en lugares muy fríos porque, una condición fundamental para su formación, es que la corriente no sea muy fuerte. Además, debajo del bloque se genera a su vez un vórtice en el agua que ayuda a su rotación.
En las imágenes sacadas desde el aire, el bloque de Westbrook (Maine) parece más misterioso si cabe, con un aspecto que recuerda a la luna o un ovni. Este espectáculo natural se vio por primera vez en 1895 en un río entre Nueva York y Connecticut.