Si alguien ha cruzado en los últimos meses Euskadi por la autopista AP-8 se habrá dado cuenta de que los pinos que acompañan nuestro recorrido por la carretera no lucen su color habitual: buena parte de los árboles están teñidos de ocre, un color otoñal y nada habitual para una especie que mantiene la tonalidad verde durante todo el año. Son pinos heridos de muerte, y no solo los que vemos desde la carretera; uno de cada tres deberá ser talado debido a la infección provocada por tres tipos de hongos que prolifera sin control alguno por el aumento de las temperaturas y la humedad.
Los hongos tienen nombre y apellidos, y llevan entre nosotros desde hace tiempo, pero han estado muchos años en estado latente. Las condiciones meteorológicas de los últimos años han hecho que 'Mycosphaerella dearnessii' y 'Mycosphaerella pini' despierten. Las consecuencias de la ya bautizada como 'banda marrón' son muy agresivas, deterioran la hoja de los pinos y los debilitan hasta el punto de frenar el proceso de fotosíntesis.
El hongo vive principalmente en las hojas del pino, penetra en su interior provocando el deterioro de la hoja y su enrojecimiento. Al final, estas acaban cayendo y el árbol queda muy dañado, sobre todo visualmente. Por ahora la afección no tiene consecuencias directas sobre la madera pero los expertos no saben qué puede pasar si la enfermedad se prolonga en el tiempo. ¿Pueden llegar a morir?: "No lo sabemos. Como hasta ahora no nos hemos visto afectados durante tanto tiempo por el hongo, no se sabe que es lo que puede pasar si la enfermedad se mantiene a largo plazo. Está comprobado que si se ataja bien, la madera y el pino es salvable, pero si el asunto se prolonga en el tiempo, todo son incertidumbres", señalan desde Baskegur, una asociación profesional representativa del sector forestal madera vasco.
La cuestión es tan grave que ha llegado al Parlamento Vasco. La consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras del Gobierno Vasco, Arantxa Tapia, dio a conocer que en 2018 había afectadas en Euskadi unas 41.000 hectáreas de pino radiata dañada por la banda marrón y que actualmente hay unas 35.000 "muy afectadas", así como otras 60.000 dañadas de una manera u otra. En otras palabras: uno de cada tres pinos están afectados.
La consejera lo tiene claro, la afección de esta enfermedad provocada por tres especies de hongos diferentes "seguirá siendo importante en los próximos meses" por la climatología. La enfermedad se ciñe por ahora a Bizkaia y Gipuzkoa, y de manera mucho más residual a los pinares alaveses, pero los riesgos de que la epidemia se extienda son reales. Oskar Azkarate, es el presidente de Baskegur, la asociación que engloba el sector forestal de madera de Euskadi: "La enfermedad no es exclusiva de Euskadi; el Ministerio de Transición Ecológica está en contacto con las comunidades de la cornisa cantábrica para evitar su propagación".
Javier Espinosa, director general de Montes de Cantabria reconoce la preocupación que hay en su ejecutivo: ver cómo se comporta la primavera: "En unas semanas habrá ver si el hongo se ha desarrollado; si no hay remedio, igual hay que talar". En Cantabria también son partidarios de la fumigación con óxido cuproso por vía aérea, pero la prohibición no parece que vaya a levantarse.
Los bosques han comenzado a ser tratados, sobre todo las parcelas privadas, algunas asociaciones y el propio ejecutivo de Vitoria querían fumigar los bosques, pero el Ministerio de Transición Ecológica no ha concedido los permisos por las consecuencias medioambientales que esto podría tener.
Así que la solución es hacerlo desde tierra, a ras de suelo. El Gobierno Vasco y Baskegur trabajan conjuntamente con los gobiernos de Chile y Nueva Zelanda, dos zonas que se han visto afectadas por este mismo problema. "Ese trabajo es semanal, ellos conocen el problema desde la década de los 60 y nos llevan muchos años de ventaja, no han erradicado la enfermedad en sus pinos, pero sí que la han controlado"."Allí se realizan fumigaciones por aire, no anuales, pero las hacen y controlan los picos de actividad y aplican unas dosis muy reducidas que permitan frenar la expansión”.
Cualquier daño en el bosque es una mala noticia, pero ha llamado especialmente la atención el cierre al público del 'Bosque Pintado' de Oma, de Agustín Ibarrola. La obra del artista vasco es uno de los principales reclamos turísticos de Bizkaia y está cerrada al público desde el mes de marzo tras detectarse que los pinos pintados están afectados por el hongo.