Maspalomas, resplandeciente sin turistas: el resurgir de las dunas gracias a la cuarentena
Gracias a la ausencia de turistas, la naturaleza ha sumado arena a las dunas que ya empezaban a recuperarse lentamente gracias al proyecto Masdunas
En vista de los avances durante la cuarentena en su conservación, el Cabildo se plantea aplicar más restricciones al turismo a partir de ahora
La playa de Maspalomas ha rejuvenecido. Las conversaciones sobre sus dunas siempre tenían ese tono de "nunca volverán a ser lo que eran", pero los planes de conservación del Cabildo y la cuarentena que ha alejado a la muchedumbre lo han conseguido: Gran Canaria está resplandeciente.
¿Por qué se estaban perdiendo las dunas?
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Hacía medio siglo que la arena no dibujaba las gigantescas ondulaciones que un día fueron tan características de esta playa. Maspalomas pierde una media de 40.000 metros cúbicos de arena al año por tres motivos: por procesos de erosión, por las tormentas marinas y por una modificación del régimen de vientos provocado por la construcción de la urbanización de Playa del Inglés, según han encontrado diferentes estudios. Llevamos años escuchando que su desaparición era inminente a menos que se interviniera. Y así se ha hecho.
Desde 2018, el proyecto Masdunas busca reponer esa arena moviendo decenas de miles de metros cúbicos de arena. Lo que hace es, en resumidas cuentas, extraerla de Punta de la Bajeta, por donde se pierde al mar, y reinyectarla por Playa del Inglés, para que vaya incorporándose ordenadamente a las dunas de manera natural. Para ello también se han introducido plantas de los balancones que ayudan a retener la arena en estos montículos.
La ausencia de turistas ha ayudado mucho a su conservación
Un proyecto pionero en el mundo en dunas costeras áridas como las de Maspalomas, que son una joya de España. Los resultados eran satisfactorios antes de la cuarentena, pero lo cierto es que la ausencia de visitantes ha sido un plus a tener en consideración.
Antes de la pandemia por el coronavirus, los turistas tenían permitida la entrada a través de los 8 kilómetros de senderos balizados que se había incorporado. Pero en vista de lo bien que le ha sentado al paisaje la falta de transeúntes, el Cabildo se plantea ahora aplicar más restricciones.