Todo vuelve y si tuvo éxito más. Antes del confinamiento ya estaba el calendario preparado para un 2020 nostálgico y sólo la inercia ha permitido el lanzamiento de productos culturales que así lo demuestran. Como ejemplo, la cantante Dua Lipa que con el revelador título de su disco publicado a finales de marzo "Future Nostalgia" ya avisaba de lo que iba a venir. En su caso, toda una vuelta sin miramientos a la música disco de los 70 pasada por el filtro del siglo XXI.
En las pantallas el éxito de series dirigidas a los niños de los 80 como Stranger Things también había abierto la veda al regreso de franquicias de hace décadas como Cazafantasmas, Top Gun, Dune o incluso más alejadas en el tiempo como una West Side Story dirigida nada menos que por Steven Spielberg. La mayoría de estas producciones ahora en dique seco a la espera de una ventana de lanzamiento más propicia a sus intereses.
La industria del videojuego no se había quedado atrás en esta tendencia y también iban por ahí los tiros. Sobre todo ahora que cada vez tiene más Historia (sí, sí con mayúsculas) y por tanto, más referencias de cultura popular a las que volver una y otra vez. El 2020 llegó con un esperado lanzamiento, 23 años después, del remake de Final Fantasy VII, quizás el título más querido y jugado de los seguidores de la saga se ha puesto finalmente a la venta este mes después de varios retrasos. También este año ha sido el de la puesta al día de otro clásico Resident Evil 3 (lanzado originalmente en 1999). Y en el paroxismo nostálgico, los habían que había previsto jugar con las emociones de los cuarentones al mezclar serie de animación japonesa de antaño y videojuegos. Y en eso el mayor experto es Bandai Namco. En enero lanzó el juego Dragon Ball Z: Kakarot basado en la famosa serie de los 90. El remate, otro título esta vez de las andanzas en el mundo del fútbol de Oliver y Benji en la saga que fue todo un éxito en televisión en España conocida como Súper Campeones y en el resto del mundo como Captain Tsubasa.
Todo un negocio, el regreso al pasado siempre con el riesgo de defraudar los recuerdos de la infancia pero una vuelta en definitiva en la mayoría de los casos rentable para los guardianes de estos tesoros de la memoria.