Cámaras térmicas: la videovigilancia irrumpe en nuestras vidas y triplica su mercado en una década
Las cámaras térmicas se han convertido en tendencia en materia de videovigilancia: descubre cómo funcionan
Las smart cities incorporan la videovigliancia como norma aunque ¿dónde quedan las libertades?
Este tipo de cámaras construyen imágenes térmicas a partir de las radiaciones infrarrojas captadas
La videovigilancia está cada vez más presente en nuestras vidas: las cifras a nivel mundial sobre este mercado demuestran que éste se ha triplicado entre 2009 y 2019, y a ello se suma un crecimiento estimado de más del 10 por ciento anual hasta 2025. La preocupación por la seguridad pública, el avance de la tecnología y la mayor estandarización de este tipo de aparatos son factores que están abriendo la puerta a un mercado que podría crecer de forma exponencial. Parte de ese progreso se encuentra en las cámaras térmicas, cada vez más presentes en los sistemas de videovigilancia actuales. ¿Cómo funciona una cámara térmica y cuáles son sus funciones?
¿Cómo funciona una cámara térmica y cuáles son sus funciones?
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La evolución de la tecnología relacionada con videovigilancia está íntimamente unida a la idea de seguridad y a proyectos que beben de la idea de control como garantía de estabilidad. Las políticas públicas buscan entornos más seguros, surgen proyectos como las smart cities y, en este contexto, cada vez más personas, instituciones y administraciones se convencen de la necesidad de dotarse de sistemas de videovigilancia.
Además, esta tecnología resulta cada vez más avanzada y económica. Entre las nuevas funciones de los sistemas de videovigilancia se encuentran el escaneo, una mejor resolución y calidad de las imágenes, mejores capacidades de movilidad, mejor funcionamiento en entornos adversos, capacidad de integración con otras aplicaciones empresariales, etc.
En este contexto, las cámaras térmicas son capaces de detectar cuerpos más allá de la luz visible y, aunque no son nuevas, sus usos se extienden cada vez más en nuestra sociedad, resultando especialmente útil para la vigilancia perimetral. Básicamente, estos dispositivos forman imágenes visibles al ojo humano a partir de emisiones de infrarrojos producidas por el espectro electromagnético de un cuerpo. Así, gracias a ellas podemos ver en la pantalla la radiación calorífica que emite un objeto, animal o persona.
En cuanto a cómo funciona una cámara térmica, partimos de la idea de que el ojo humano no es capaz de ver las emisiones de radiación infrarroja que emiten todos los objetos y seres vivos: su rango en el espectro electromagnético se encuentra entre la luz visible y la radiación de microondas. Esta radiación es mayor cuanto más elevada es la temperatura de la materia de que se trate. Para hacer visible lo difícilmente visible, este tipo de cámaras construyen imágenes térmicas a partir de las radiaciones infrarrojas captadas. Cubrir un espacio nocturno o muy extenso, como puede ser una frontera, resulta más sencillo con este tipo de tecnología. De hecho, este tipo de cámaras se utilizan en el ámbito militar.
La eficiencia energética, otro de sus objetivos
Las funciones de las cámaras térmicas se multiplican a medida que mejora esta tecnología, integrándose en áreas de negocio como la industria, donde las imágenes térmicas permiten detectar fricciones en motores, calentamientos de componentes eléctricos, fugas, sobrecargas... También en construcción son útiles para comprobar la eficiencia energética del espacio y conocer cómo se distribuye el calor en él, así como para detectar posibles fugas.
Serán claves en el control de las fronteras y de las pandemias
Este tipo de tecnología también puede utilizarse a nivel sanitario para medir variaciones en la temperatura corporal del paciente de forma no invasiva, así como para detectar lesiones en el riego sanguíneo. Por supuesto, una de su grandes áreas de utilidad es la detección de incendios. En el caso de pandemias como la provocada por el Covid-19, este tipo de cámaras permite la medición remota de la temperatura corporal, con la consecuente detección de personas con síntomas de fiebre en accesos y otras zonas críticas. En cuanto al control de fronteras, las cámaras térmicas facilitan la detección de personas tanto de día como de noche, y bajo condiciones climatológicas adversas.