La transformación del estatus de propietario de coche a usuario de servicios de movilidad sostenible será una realidad ", entre cinco y diez años". Eso es lo que opinan los expertos. Tener un coche será casi un capricho por el que habrá que pagar más. España fabricó 2,84 millones de coches el pasado año y con estos datos es el octavo fabricante del mundo, aunque apenas el 0,4% de esta producción es de vehículos eléctricos, según datos de Anfac. La propuesta de la Eurocámara de restringir los coches contaminantes pone los pelos de punta a más de uno en un sector potente que da trabajo a más de 300.000 personas en España.
Desde la Asociación Europea de proveedores de automoción (CLEPA) advierten que ir tan rápido hacia el futuro verde puede dejar en la estacada a más de 12 millones de trabajadores en Europa y arrastrar a muchas empresas al desastre. "Uno de cada tres puestos del sector están relacionados con los motores de combustión", aseguran. "El impacto puede ser brutal" para el sector.
La espada de Damócles pesa sobre las cabezas de los Gobiernos, que por un lado tendrán que obedecer la directiva que apruebe Bruselas sobre los límites de la contaminación de los vehículos que se fabricarán en toda Europa y por otro, los votos, en forma de empresarios, conductores y la carambola de 'afectados'.
Tener ciudades más limpias, sin atascos, va a costar, aunque en el Informe de la CE la restricción en las emisiones de los coches asegura que creará hasta 92.000 nuevos empleos si decidimos fabricar las baterías para los vehículos eléctricos en Europa y le arrebatamos a China la hegemonía.
"El vehículo eléctrico es muy caro"
Pese a las presiones que enfrentan los gobiernos europeos, también el español, Jaime Román, codirector del Observatorio del Vehículo Eléctrico y Movilidad Sostenible de Comillas cree que el principal problema de los vehículos ecológicos son los precios, aunque cita tres elementos que alejan ese futuro limpio, sin atascos, ni bolsas de contaminación.
"El vehículo eléctricos muy caro, hay una diferencia de precio muy importante, falta la infraestructura de recarga, de la que depende la autonomía -por el momento- limitada del vehículo eléctrico y las costumbres de la gente, que tiene esa sensación de que se puede quedar tirada en la carretera y si no hay más puntos de recargas es difícil que se compren más."
Todos estos factores atentan contra la mayor penetración de coches eléctricos en el mercado español y la conjugación de estos, emborrona la postal que imaginamos para las ciudades europeas verdes, "porque un punto de recarga cuesta hasta 8.000 euros, solo colocar un poste y después darle mantenimiento, etc. La tercera causa son las costumbres de la gente, habituada a tirar millas con un depósito, pero la principal razón de la principal razón de que no haya más coches eléctricos en nuestras calles "es el coste económico".
La UE no habla de los gases contaminantes, es decir, la Comisión y el Parlamento aspiran a la reducción global de las emisiones de CO2, pero "el C02 no es una agente contaminante es un agente que afecta el calentamiento y el cambio climático."
Los eléctricos no emiten CO2 y entran en estas limitaciones, porque son la alternativa. Por otra parte están los gases NOX, responsable de las partículas dañinas para la salud pública que regulan los ayuntamientos, que tendrán por carambola, que regular los vehículos que lanzan estas partículas y con ello 'tocando' a muchos conductores que se encontraran con coches con los que no podrán circular.
¿Cómo afectará esto a los conductores españoles? Para Jaime Román, de la Universidad Comillas la transformación del estatus de propietario de coche a usuario de servicios de movilidad sostenible será una realidad "entre cinco y diez años". Tener un coche será casi un capricho por el que habrá que pagar más.
"Cuando tenga que cambiar su coche en el mercado solo tendrá disponible coches eléctricos y híbridos, que son más caros, en este momento. El usuario sufrirá el impacto de un mayor coste del vehículo", pero abriendo el abanico, en opinión de Román, "la gente va a viajar de otra manera, en la ciudad cada vez va a ver menos propietarios de vehículos. Es un cambio sociológico como ha ocurrido con el uso de los bancos, que la gente no va a las oficinas. En el futuro, entre cinco o diez años, mucha gente que viva en la ciudad no va a tener vehículo, utilizara otros medios de transporte, porque tendrá servicios como 'carsharing' u otros que todavía no conocemos y sustituirán del vehículo en propiedad. Dejarán de ser propietarios de un vehículo para convertirse en usuario de servicios de movilidad". Es el futuro que llega, parece que sin coches, o al menos, sin los que conducimos ahora.