La prestigiosa revista Nature cada año elabora su lista de los 10 científicos y científicas más importantes del año a la que llama Los 10 de Nature, o en inglés, Nature's 10. Este año la selección de las “10 personas que ayudaron a darle forma a la ciencia en 2020” incluye a muchos virólogos, pero también a una política y a una científica que desde el Ártico nos recordó la importancia de investigar.
En el ránking aparecen rostros muy conocidos por su labor durante la pandemia, como el caso del director de la OMS Tedros Adhanom, pero también de Anthony Fauci, Director del Instituto de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EEUU, que tuvo que soportar el menosprecio de Donald Trump a sus recomendaciones sobre el coronavirus.
Sobre Tedros, la publicación científica subraya que fue clave para "unir" a los países en torno a la lucha contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, al tiempo que se vio obligado a hacer frente a "intensas críticas" por la gestión que efectuó la OMS al comienzo de la pandemia.
Esta lista de los científicos más influyentes incluye a la epidemióloga china Li Lanjuan, que impulsó el cierre de la ciudad de Wuhan, cuando el coronavirus se desató convirtiéndose en el epicentro de la pandemia. su investigación demostró a las autoridades chinas la peligrosidad del covid y sus mutaciones convenciéndolos de blindar Wuhan.
En la selección también aparece la jefa del Gobierno de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, ha elevado significativamente su perfil y acaparó "elogios a nivel internacional" por actuar con "rapidez y decisión" ante la crisis sanitaria, con lo que se ganó la "confianza de sus ciudadanos" y mantuvo el país "relativamente seguro".
Después de esa etapa inicial, el virólogo chino Zhang Yongzhen y su equipo del Centro Clínico de Salud Pública de Shanghái lograron determinar en un tiempo récord la secuencia de ácido ribonucleico (ARN) del SARS-CoV-2.
El investigador del Instituto Pasteur de Montevideo Gonzalo Moratorio, que junto a colegas de la Universidad de la República de Uruguay desarrolló un test diagnóstico del coronavirus, lo que "ayudó a su país" a "eludir una avalancha de infecciones y muertes". El equipo liderado por Moratorio logró elaborar en apenas un mes 10.000 kits de testeo para amplían la capacidad de diagnóstico de la covid-19 a nivel local.
En esta batalla contra el coronavirus, el fin de año ha traído un arma que podría ser definitiva, en forma de varias vacunas desarrolladas en plazos mucho más cortos de lo habitual, entre las que Nature destaca la de la farmacéutica estadounidense Pfizer. Su jefa de investigación y desarrollo de vacunas, Kathrin Jansen, ha liderado un equipo de expertos que "ha llevado al mundo esperanza", después de dar con un fármaco seguro y eficaz "en un tiempo récord de 210 días".
Entre el monólogo protagonizado por la pandemia, se colaron en 2020 otras noticias de alcance global, como la muerte en mayo del afroamericano George Floyd a manos de la policía estadounidense, un suceso que desató una ola de protestas contra el racismo en todo el mundo.
La comunidad científica no se mantuvo al margen y la cosmóloga Chanda Prescod-Weinstein, investigadora de la Universidad de New Hampshire, fue una de la cabezas más visibles de los colectivos Particles for Justice (Partículas por la Justicia) y Shut Down STEAM (Cierren la Ciencia Tecnología Ingeniería y Matemáticas).
En uno de sus actos más mediáticos, lograron que miles de científicos e instituciones relacionadas con la ciencia en todo el mundo participasen el pasado 10 de junio en un paro de las actividades académicas como protesta contra el racismo y las desigualdades, en lo que bautizaron como "Huelga por la Vidas Negras".
La lista de Nature se completa con la investigadora indonesia Adi Utarini, quien ha efectuado un ensayo pionero para combatir las infecciones de dengue con mosquitos criados en el laboratorio, una técnica que bloquea las transmisión del virus que provoca esa enfermedad.
La revista también incluye a la alemana Verena Mohaupt, responsable de logística de una expedición internacional cuyo barco quedó atrapado en el hielo de Ártico durante un año. Su pericia y capacidad, según Nature, sirvió para que todo el equipo, unos 300 investigadores, estuviera "a salvo de osos polares, de las temperaturas extremas y de ellos mismos".