Esta sorpresa es una de las conclusiones "El iceberg digital machista", tesis doctoral de la investigadora Estíbaliz Linares que presentó el pasado mes de marzo en la Universidad de Deusto (Bilbao), y que ayer trasladó a los miembros de la Comisión de Educación del Parlamento Vasco.
El trabajo de Linares analiza las realidades machistas digitales que reproducen las personas adolescentes de Euskadi pero sus resultados bien podrían extrapolarse al resto de la población adolescente española.
Más de 700 encuestas a estudiantes de institutos de las tres provincias vascas ha servido a esta investigadora para constatar la existencia de una segunda brecha digital de genero en la que los medios de comunicación tradicionales y las nuevas tecnologías contribuimos a generar y a perpetuar.
Internet, redes sociales, videojuegos, cibercontrol o ciberacoso sexual es el nuevo escenario en el que los adolescentes buscan su encaje en una sociedad que lucha por lograr la igualdad pero que sigue repitiendo esquemas anteriores.
Un ejemplo de ello es la evidencia tras dos años de trabajo de que las chicas son más controladoras que ellos. Los celos y un sentimiento de inferioridad les lleva a ejercer este dominio que no surge de una posición de poder sino de sumisión a cánones estéticos de belleza.
La brecha digital sexista entre estos adolescentes de 15 a 17 años es múltiple y asimétrica. Ellas rechazan el mundo del los videojuegos en los que imperan valores machistas y sexistas que son interiorizados de forma automática por ellos.
Este rechazo de las chicas a este mundo de los videojuegos se traduce en que una mayor actividad en las redes sociales. Ambos comparten esta presencia en Whatsapp, Instagram o Snapchat aunque ellas son más activas en sus foros.
Pornografía y redes sociales
Los parlamentarios vascos también tomaron conciencia de cómo la pornografía articula el discurso de la desigualdad entre ambos sexos. El estudio de Linares muestra como las imágenes de mujeres desnudas es un contenido habitual en los chats de Whatsapp entre chicos.
Esta realidad también conforma otra paralela en las chica que evalúan constantemente la imagen que dan en las redes y las confrontan con cánones establecidos lo que les lleva habitualmente a sentirse inseguras con sus cuerpos.
Los contenidos también marcan una barrera entre ambos sexos. Así, mientras que los chicos se interesan más por tutoriales sobre videojuegos o técnicos, ellas buscan contenidos sobre moda o belleza.
El estudio de Linares deja no obstante espacio para la esperanza a esta "orfandad digital". Según la autora, aunque las nuevas tecnologías por sí mismas no van a reducir la brecha sexista, lo cierto es que una educación que conjugue la reivindicación de los derechos de la mujer junto a la renuncia de los privilegios de ellos servirá para avanzar en un espacio de igualdad y reconocimiento mutuo.