Para atravesar un túnel del tiempo no hace falta viajar en un Delorean ni recurrir a la magia. En nuestra red de carreteras no es extraño estar circulando con un tiempo soleado, atravesar un túnel y aparecer con unas condiciones meteorológicas completamente diferentes: son los auténticos túneles del tiempo. Es la orografía la que aquí juega un papel fundamental, y hay que tener en cuenta que nuestro país es uno de los más montañosos de Europa.
Estas barreras orográficas son las que retienen las nubes en el lado del barlovento donde incide el viento. En este lado son frecuentes las nubes, la lluvia y las nieblas. Por el otro lado, la montaña hace que la nubosidad se rompa y se despejen los cielos, provocando un clima completamente diferente. Es una dinámica muy simple, pero puede producir desasosiego, ya que estamos acostumbrados a cambios meteorológicos más graduales.
De hecho, este fenómeno puede ocurrir en cualquier paso subterráneo, pero hay algunos en los que esto se da con mucha más frecuencia y se refleja perfectamente en la diferencia de paisajes a uno y otro lado del túnel, provocado por el contraste pluviométrico.
Uno de los ejemplos por excelencia es el túnel de El Negrón, que une la provincia de León con el Principado de Asturias en la carretera A-66. Así, en solo cuatro kilómetros de longitud es muy común que entremos con sol del lado leonés y salgamos con el cielo gris o con orbayu (como se denomina a la lluvia fina en Asturias). Aquí se pone de relieve ese contraste paisajístico: mientras que la montaña es pelada por la vertiente leonesa, por la asturiana está teñida de verde y con abundante vegetación.
Otro de los “efectos túnel” más llamativos lo encontramos en el archipiélago canario, en concreto en la isla de La Palma. Se trata del túnel de la Cumbre, que une las dos vertientes, el este y el oeste de la llamada Isla Bonita. Aquí contamos con que en Canarias existe un impresionante contraste de relieves en muy poca superficie, que se combina con un régimen de vientos, los alisios, que facilitan estos cambios bruscos de tiempo en pocos kilómetros.
Magia en una pequeña sierra
En este caso, el túnel atraviesa la Cumbre Nueva, que está en la carretera que une Santa Cruz de La Palma con Los Llanos de Aridane. Lo más común es encontrarnos al subir por la zona frondosa, con presencia de cielos cubiertos y nubes por el lado de los barrancos de Breña Alta, y salir por el valle de Aridane con un cielo muy soleado.
Como no podía ser de otra manera, tanto en los Pirineos como en la cordillera Cantábrica abundan estos túneles mágicos. El túnel de Cadí, en el prepirineo catalán, también nos suele ofrecer esta variabilidad meteorológica al atravesarlo. Este túnel se ubica en la sierra del mismo nombre, cuenta con más de cinco kilómetros de largo y une las comarcas del Alto Berguedá y de la Cerdaña. Como curiosidad, este túnel no perfora una gran montaña, sino una pequeña sierra que separa dos vertientes de contraste climático.
Para que se dé este fenómeno, no es necesario que los pasos perforen grandes montañas, ni tampoco que recorran muchos kilómetros. El túnel de Aiurdin, situado al noroeste de Álava, curiosamente, atraviesa una pequeña loma que se eleva solamente 680 metros sobre el nivel del mar y cuenta con una longitud de apenas doscientos metros. En este túnel, que sirve de división entre los municipios de Zuya y Cigoitia, es frecuente encontrar estos cambios bruscos de tiempo, y todo porque esa pequeña sierra que separa las cabeceras de dos afluentes del Ebro es capaz de retener la nubosidad en su cara norte.
Existen muchos más ejemplos de los aquí nombramos: el de Guadarrama, Somosierra… No son el camino directo para saber de primera mano cómo se conocieron tus padres, como en la saga de películas de Regreso al Futuro, pero estos túneles ‘mágicos’ diseminados por las carreteras te seguirán sorprendiendo (e inquietando) mientras viajas. Ahora, ya sabes por qué.