El tejo, que creció en un cementerio en Fortingall, Perthshire, se remonta a principios del cristianismo en Escocia. La leyenda cuenta que Poncio Pilato, el quinto prefecto de la provincia romana de Judea, descansaba bajo este árbol.
Un botánico del Royal Botanic Garden, Edimburgo, encontró recientemente tres bayas rojas en el árbol, según ha publicado el periódico online IBITimes.
"Los ejemplares masculinos poseen pequeñas estructuras esféricas que liberan nubes de polen cuando maduran. Las féminas tienen bayas rojas brillantes del otoño al invierno. Fue toda una sorpresa para mí encontrar un grupo de tres bayas rojas maduras en el Fortingall Yew este mes de octubre cuando el resto del árbol era claramente masculino", explicó el experto a los medios.
El tronco de este tejo milenario mide 52 pies de circunferencia. Las semillas del árbol se han incluido en un proyecto para la conservación de la diversidad genética de los tejos de todo el mundo.