Los autores explican que sus hallazgos desafían la creencia generalizada de que el consumo moderado de alcohol es beneficioso para la salud cardiovascular, informan en la web de la Universidad.
El estudio comparó los hábitos de salud y consumo de alcohol de más de 600 000 personas en 19 países en todo el mundo y controló la edad, el tabaquismo, el historial de diabetes, el nivel de educación y la ocupación.
El límite seguro de consumo de alcohol es, según los investigadores, de aproximadamente cinco bebidas por semana (100 g de alcohol puro, es decir, 12,5 unidades o un poco más de cinco cervezas al 4% o cinco vasos de 175 ml de vino de 13% de índice de alcohol). Beber por encima de este límite se relaciona con una menor esperanza de vida. Por ejemplo, superar 10 bebidas alcohólicas por semana se vincula con una expectativa de vida más corta de uno o dos años. Consumir 18 bebidas o más por semana se conecta con una expectativa de vida de entre cuatro y cinco años más corta.
La investigación, publicada en The Lancet, respalda las directrices recientemente reducidas del Reino Unido, que a partir de 2016 recomiendan que los hombres y las mujeres no beban más de 14 unidades de alcohol por semana. Esto equivale a alrededor de seis cervezas o seis copas de vino a la semana. Sin embargo, el estudio mundial tiene implicaciones para los países de todo el mundo, donde las pautas sobre el alcohol varían sustancialmente.
Los investigadores también analizaron la asociación entre el consumo de alcohol y diferentes tipos de enfermedades cardiovasculares. El consumo de alcohol se asoció con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca, aneurismas aórticos fatales, enfermedad hipertensiva fatal e insuficiencia cardíaca y no hubo umbrales claros donde beber menos no tenía un beneficio. Por el contrario, el consumo de alcohol se asoció con un riesgo ligeramente menor de ataques cardíacos no fatales.
Los autores señalan que las diferentes relaciones entre la ingesta de alcohol y varios tipos de enfermedades cardiovasculares pueden relacionarse con los efectos elevadores del alcohol de la presión arterial y con factores relacionados con el colesterol elevado de lipoproteínas de alta densidad (HDL-C, también conocido como colesterol ‘bueno’). Destacan que el menor riesgo de ataque cardíaco no mortal se debe considerar en el contexto del mayor riesgo de varias otras enfermedades cardiovasculares graves y con frecuencia fatales.
El estudio se enfocó en los bebedores habituales para reducir el riesgo de sesgo causado por aquellos que se abstienen del alcohol debido a la mala salud. Sin embargo, el estudio utilizó el consumo de alcohol autoinformado y se basó en datos de observación, por lo que no se hicieron conclusiones firmes sobre causa y efecto. El estudio no analizó el efecto del consumo de alcohol durante el ciclo de vida o el registro de las personas que redujeron su consumo debido a complicaciones de salud.
La doctora Angela Wood, de la Universidad de Cambridge, autora principal del estudio, indica que "si ya bebe alcohol, beber menos puede ayudarlo a vivir más tiempo y reducir el riesgo de varias enfermedades cardiovasculares".
"El consumo de alcohol se asocia con un riesgo levemente menor de ataques cardíacos no fatales, pero esto debe equilibrarse con el mayor riesgo asociado con otras enfermedades cardiovasculares graves y potencialmente fatales".
Victoria Taylor, dietista senior de la British Heart Foundation, que financió en parte el estudio, señala que "debemos recordar que las pautas sobre el alcohol deben actuar como un límite, no como un objetivo, y tratar de beber muy por debajo de este umbral".