Todo parte de un polímero. Capaz de retener unas 300 veces su peso en agua durante seis semanas, este componente se encarga de hacer sólida el agua de la lluvia para luego soltarla, por filtración o evaporación, en las raíces de la planta. Se guarda en sacos, se transporta en camiones, aguanta en almacenes. Con esta sustancia, las cosechas que se encuentran en climas extremos pueden sobrevivir más fácilmente y problemas como la deforestación y las sequía podrían ser historia.
El agua sólida es un 'pañal potásico'
Se trata de un polímero de Acrilato de potasio con aspecto de sal gorda "que se vende en polvo y, si se usa, se hincha y se queda gelatinoso", explica Javier Peña, experto de de la empresa Agua Sólida.
Absorbe el agua con la misma técnica con la que lo hacen "los pañales de los bebés", pero con una pequeña variación: "Los pañales, con naturaleza sódica, solo pueden encapsular el líquido. Se impregnan, pero no expulsan. Sin embargo, el agua sólida, con potasio, absorbe y suelta el agua. Es decir, toma el agua como un imán", afirma Peña. La naturaleza del agua permanece intacta en el interior del polímero hasta que la planta decide abastecerse.
¿Cómo funciona?
El producto se coloca enterrado cerca de la raíz de la planta. Cuando llueve, el polímero encapsula el agua y la vuelve sólida. La planta va tomando poco a poco la humedad que necesita: "Con esta técnica no se produce lixiviación o pérdida del exceso de agua porque, la cantidad que no quiere la planta, se mantiene almacenada en el polímero", cuenta Javier Peña.
El suministro de agua a la planta se realiza bajo tierra por lo que el crecimiento de hongos es improbable: "como la humedad no llega a la superficie, los hongos no se crean y no enferman los cultivos", afirma Peña.
Ahorro de agua y dinero
La técnica es una revolución para el ahorro en todos los sentidos. "Con unos 100 gramos se pueden guardar hasta tres litros de agua por cada planta", confirma Javier Peña. Esto significa que la cantidad de agua usada en agricultura podría descender en un 90 por ciento, además de reducir los ciclos de cultivo. "Incluso en plantaciones de regadío, como las del olivo o el almendro, ¡no hay ni que regar!", dice Peña. Con solo el agua de las lluvias y este producto, este tipo de árboles van más que servidos.
En el bolsillo también se nota. El coste en producción actual se podría reducir hasta en un 80 por ciento, y es que, la duración del polímero es de entre cuatro y cinco años: "el producto a partir del primer año se degrada en un 15 y un 20 por ciento, pero su uso es eficaz por más tiempo", defiende Peña. Y cuando caduca su efecto… ¿qué se hace con el producto?
"No es químico, ni es tóxico"
Una vez que ya no es capaz de hacer sólida más lluvia, la sustancia desaparece en la tierra: "Se trata de un producto biodegradable, no es químico, ni es tóxico para la tierra", dice Peña.
Este producto no tiene efectos perjudiciales ni durante ni después de su utilización: su capacidad para liberar el agua poco a poco hace que esta no se contamine con fertilizantes y otras sustancias. Incluso, mejora la aireación de los suelos compactos.
Útil, tanto para la agricultura como para incendios y sequías
El agua sólida está intentando hacerse un hueco en la industria agrícola con su ventaja más innovadora: dar humedad a la planta en las cantidades necesarias. Con los ciclos de riego tradicionales, esto no es posible y las plantas acaban teniendo lo que se denomina 'estrés hídrico': "Con aguas procedentes de manantiales o de pozos las plantas sufren y experimentan un estremecimiento", cuenta Peña.
Pero este polímero puede tener más aplicaciones. Su efectividad podría repoblar bosques atormentados por la deforestación, la sequía o la acción de los incendios: "Después de un incendio, se intentan plantar árboles, pero solo la mitad de cada diez consiguen germinar", argumenta Javier Peña. Con el agua sólida, las posibilidades de germinación aumentarían hasta un 90 por ciento.
¿Dónde se está usando?
Esta técnica ya se aplica en países como Emiratos Árabes, Rusia, India, Ecuador y Argentina, en donde el sector primario es una de sus fuentes económicas más activas. En España, también se comercializa, sin embargo, no se conoce todavía lo suficiente: "En España, tenemos un problema: los hortelanos no lo usan porque no creen en sus beneficios, las cooperativas lo venden, pero cada vez a un precio más alto, y los que lo compran, por ejemplo desde mi página web, no difunden este producto", explica Javier Peña.
El agua sólida es el secreto estrella de algunos, pero su facilidad de uso, sus beneficios para el medio ambiente y su ahorro en gastos debería convertirla en la principal técnica de riego para todos.