Actuar inmediatamente o dejarlo todo para después puede ser culpa de la genética
Los mecanismos de metacontrol se vinculan habitualmente con el sistema dopaminérgico
A pesar de que postergar nuestras acciones es un fenómeno que está generalizado en la sociedad y que tiene una influencia significativa en nuestra vida personal y profesional, su fundamento genético es algo aún desconocido.
Un factor importante que influye en nuestra capacidad para abordar inmediatamente objetivos específicos en lugar de postergarlos es nuestra capacidad para iniciar mecanismos de control cognitivo, motivacional y emocional, el llamado metacontrol, según lo indican neurocientíficos alemanes en un estudio.
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Estos mecanismos de metacontrol se han relacionado frecuentemente con la señalización dopaminérgica. Para comprender mejor los componentes genéticos de la dilación, examinamos si las diferencias inducidas genéticamente en el sistema dopaminérgico se asocian con diferencias interindividuales en la dilación similar a un rasgo, medida como control de acción relacionado con la decisión (AOD).
Al analizar los datos de 278 adultos sanos, encontramos un efecto de la TH dependiente del sexo. Genotipo en AOD. Curiosamente, solo en mujeres portadoras de alelo T mostraron valores de AOD más bajos y, por lo tanto, eran más propensas a postergar.
Además, el informe investiga si las diferencias en la morfología y la conectividad funcional de la amígdala que se asociaron previamente con AOD están relacionadas con las diferencias en el genotipo TH y, en consecuencia, con las diferencias en el sistema dopaminérgico. Sin embargo, no hubo una diferencia significativa de volumen o conectividad de la amígdala entre los grupos del genotipo TH.
La dopamina fue reconocida como un neurotransmisor integrante del grupo de las catecolaminas al final de los años 50. Desde un inicio fue vinculada con la actividad motora, la integración de los sistemas sensorial y motor y la motivación. Poco tiempo después se observó que la alteración del sistema dopaminérgico se relacionaba con la enfermedad de Parkinson y la esquizofrenia. En este sentido, los fármacos utilizados en la actualidad para el tratamiento de dichas afecciones incrementan y disminuyen, respectivamente, la función dopaminérgica a nivel del sistema nervioso central.