Los mayores de 60 están entre los más vulnerables ante una posible ciberestafa, según un estudio elaborado por la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA). según esta patronal casi el 60 % de los usuarios de bancos saben poco o nada de ciberseguridad y una gran mayoría, casi el 80 %, han recibido llamadas fraudulentas.
Alberto Aza es el portavoz de la CECA y responde a Informativos Telecinco sobre las amenazas que ponen en peligro nuestro patrimonio financiero y cómo podemos protegernos estos delincuentes en la redes.
Pregunta.- ¿Ve diferencias en ese estudio entre los más jóvenes y los mayores?
Repuesta.- Realmente sí, la encuesta apunta a dos direcciones. Por un lado, las personas mayores, que utilizan menos intensivamente los canales digitales y que dicen tener menos conocimientos en materia de ciberseguridad, pero que en la práctica son los que parece que adopten las medidas de protección más adecuadas. En el sentido que son mucho más cautos a la hora de interactuar digitalmente, utilizan los canales digitales para lo estrictamente necesario y son también más aplicadas en el sentido que siguen más de cerca y adoptan los consejos de las entidades bancarias o de otros organismos para protegerse de los ciberataques.
En cambio, los más jóvenes, que son usuarios intensivos de los canales digitales, que también dicen tener más conocimientos en materia de ciberseguridad, en la práctica realmente no son los que adoptan las medidas de protección más adecuadas, lo cual parece ser indicativo de que pudiera existir una brecha de exceso de confianza
P.- ¿Dónde está el fallo? ¿Dónde bajamos la guardia?
R.- No creo que bajemos tanto la guardia a los españoles. Lo que se desprende de la encuesta es que realmente la población española está expuesta cada vez más a ciberataques más complejos, más sofisticados, y que sobre todo son ataques que utilizan lo que se conoce como técnica de ingeniería social, que utilizan fundamentalmente el engaño para abusar de la confianza de las víctimas y obligarles a ejecutar algún tipo de acción en beneficio del delincuente, como por ejemplo, realizar un pago o ceder las claves de acceso a la banca digital.
Y el problema es que son técnicas que no explotan brechas de seguridad informática o tecnológica, sino que explotan brechas psicológicas, se aprovechan del error humano y que, por lo tanto, las soluciones convencionales, soluciones de ciberseguridad convencionales basadas en soluciones tecnológicas o informáticas, en este caso no aplican y que por tanto lo importante y fundamental es mucha concienciación, mucha formación en materia de ciberseguridad, que es algo en lo que las entidades bancarias dedican proactivamente muchos esfuerzos y muchos recursos.
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