Científicos nos recuerdan las lecciones "desaprendidas" tras la covid: ventilar ayuda a prevenir enfermedades
La plataforma 'Aireamos' presenta un libro y una nueva normativa sobre ventilación, para "empoderar" a los ciudadanos sobre la importancia de la calidad del aire en interiores
La idea es dar el conocimiento necesario al que quiera saber más: “Igual que eliges un bar según el servicio, puedes elegirlo si la calidad del aire es buena o mala"
Aseguran que estábamos concienciados pero “ahora ha habido un 'pendulazo', sobre todo con las mascarillas, parece que se les ha cogido fobia: nos da miedo volver a recordar ese periodo"
“Yo voy a comprar a un supermercado que tiene en su puerta el típico medidor de temperatura y humedad, y además el dato del CO2, y voy allí con total tranquilidad, sin mascarilla y sin nada, porque lo normal en ese sitio son 500-550 ppm… 600 es lo máximo que he visto”. Lo cuenta Miguel Ángel Campano, investigador de la Universidad de Sevilla y miembro de la plataforma ‘Aireamos’, que se convirtió en referencia en la pandemia en todo lo relacionado con la ventilación y el riesgo de contagio en interiores.
Campano atiende a NIUS desde Sevilla, donde se acaba de presentar un libro, del que es coautor, que pone sobre la mesa todo lo aprendido en la pandemia. Para que no se olvide. Para que todo aquel al que le interese saber cómo es el aire que respira cuando va al trabajo, a cenar, al gimnasio, al colegio de sus hijos… pueda tenerlo claro. Y actuar en consecuencia.
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“Yo sé, por ejemplo, que en el centro comercial al que voy, ventilan”, insiste Campano. Y de eso es de lo que se trata: de “empoderar” al usuario, darle el conocimiento necesario. Después, ya puede decidir si va o no, si asume riesgos o no, si se pone mascarilla o no. “Igual que eliges un bar según el servicio puedes elegirlo si la calidad del aire es buena o mala”, explica también desde Sevilla Patricia Ripoll, divulgadora sanitaria y portavoz de Aireamos.
Esa es la idea del libro, que lleva el título "Calidad del Aire Interior en los Edificios para el Bienestar: Estrategias de Aplicación Práctica". El objetivo es que la calidad del aire empiece a ser clave en nuestras vidas, nuestra salud y nuestro bienestar. La pandemia vino a recordárnoslo, pero ¿lo hemos aprendido de cara al futuro? “Hemos aprendido, pero hemos desaprendido más”, advierten Ripoll y Campano.
No olvidar lo aprendido: "Nos da miedo recordar"
"Es una llamada de atención para que no se olvide lo aprendido con la emergencia sanitaria del COViD-19, evitando repetir los mismos fallos”, aseguran los autores, entre los que figura también José Luis Jiménez, de la Universidad de Colorado (EE.UU.), uno de los mayores expertos en aerosoles del mundo. Jiménez jugó un papel clave en la concienciación del contagio del coronavirus a través del aire.
En su día, se habló mucho de esto: ventilación, medición de CO2, filtración… Fueron temas habituales en los medios durante los dos años de pandemia. Pero después “ha habido un 'pendulazo', sobre todo con medidas como la ventilación y las mascarillas en espacios críticos, como los hospitales, parece que se les ha cogido fobia”, advierte Campano.
“Eran elementos que ya se utilizaban habitualmente, pero ahora hay un poco de rechazo, porque nos da miedo volver a recordar ese periodo donde todos lo pasamos muy mal”, explica Ripoll. Creen que dentro de un tiempo se acabará compensando, y habrá más conciencia que ahora, y esperan que este libro ayude a ello. “El cambio está en nuestra mano”.
Ventilar, pero no sólo por la covid
Por eso, el libro “trata de dar el poder a la ciudadanía, que tanto los ciudadanos de a pie como los que tienen negocios lo vayan convirtiendo en una rutina, que lo tengamos todos integrado”. De ahí que no se vaya a vender siquiera, sino que es de descarga y consulta gratuita, en este link. “La idea es concienciar y ayudar a quien quiera saber más”.
“Más allá de la covid, queremos que todo el mundo sea consciente de la importancia de la ventilación para prevenir cualquier contagio de enfermedades infecciosas que se transmiten por el aire”, explican. Y no sólo eso. “Ventilar es bueno por muchas cosas, no sólo afecta al contagio de enfermedades, y a nuestra salud en general, también a nuestro rendimiento cognitivo”.
Recuerda Campano que “niveles altos de CO2 disminuyen tu capacidad de toma de decisiones, te vuelves más torpe y lento. El clásico ‘me siento espeso’ no es más que eso, muchas ocasiones. Porque disminuye tu capacidad de razonar”. Y esto, advierten, es importante tenerlo en cuenta en colegios y centros de trabajo, por ejemplo.
Temperatura, humedad... y nivel de CO2
El libro aborda “cómo se ha de realizar una adecuada ventilación en espacios interiores y ofrece estrategias para hacerlo”. Recordando, entre otras cosas, el famoso semáforo del que tanto hablamos en pandemia, para medir el riesgo al que nos enfrentamos según sea la calidad del aire del espacio en que nos encontramos. Quédense con estos números clave:
- nivel rojo: por encima de 1000 ppm de CO2
- nivel naranja: entre 700 y 800 ppm
- nivel verde: 400 ppm
Para saber cuáles son estos niveles se utilizan medidores de CO2, que Ripoll y Campano aseguran que van siendo cada vez más habituales. “Se van viendo como algo más normal, en espacios como colegios por ejemplo”.
Campano recuerda, además, que muchos de los sistemas de ventilación mecánica que tienen los grandes edificios (oficinas, universidades…) “ya utilizan, desde hace años, estos equipos de medición de CO2 para controlar el caudal de ventilación”. Es decir, los propios sistemas de ventilación tienen integrado un sensor de CO2 para ver cuánto han de ventilar, según la ocupación. “Y es algo automático: el sistema lo hace sólo y lo hace bien. El usuario se despreocupa, y además ahorra energía y dinero”, explica Campano. Pero no sólo se trata de que los aparatos se autorregulen, sino de ir más allá.
Se trata, por ejemplo, de “que ese dato del CO2 que hasta ahora quedaba dentro de los aparatos, desde ahora sea público”. Volvemos al ejemplo que les contábamos al inicio de un supermercado. “La idea es que eso cada vez lo veamos más”.
Por eso, la elaboración de este libro ha ido en paralelo a la de “una nueva norma UNE sobre ventilación y monitorización de CO2”, que será básica para regular todo esto y que también ha sido impulsada y elaborada desde Aireamos.
Y una nueva norma para "garantizar interiores seguros"
El libro ha sido “el punto de partida para desarrollar la norma UNE ‘Medición en continuo de CO2 en interiores para la prevención en salud y mejora del bienestar’, de inminente publicación”, asegura Ripoll. La norma se publicará en noviembre y se convertirá en la referencia “para garantizar ambientes interiores seguros y saludables”.
Ya existe legislación al respecto y valores límite de CO2, pero desde Aireamos aseguran que “han quedado obsoletos, debido a la evolución del conocimiento existente sobre los medios de transmisión aérea de virus, bacterias y otros patógenos”.
La nueva norma ayudará a “evitar brotes de contagio de patógenos”, por ejemplo, explica Campano. “Y va a ser la norma de referencia para la monitorización en continuo de la calidad del aire interior en los edificios”, dice Ripoll. En su elaboración han participado “todos los sectores involucrados en calidad del aire (arquitectos, ingenieros, químicos, físicos, médicos…), para hacer algo que sea viable, equilibrado y aplicable desde el mismo día en que se publique”.