Aunque estemos acostumbrados a verlas en esa posición, quien más y quien menos se ha preguntado alguna vez cuál es la razón de que las letras aparezcan así colocadas en los teclados de ordenadores y máquinas de escribir. A fin de cuentas, no siguen un orden alfabético. De hecho, parece que están mezcladas al azar.
Sin embargo, el llamado teclado QWERTY tiene un origen y, por lo tanto, una explicación, aunque para ello hemos de remontarnos hasta el último cuarto del siglo XIX.
Si bien desde los inicios de ese siglo habían ido apareciendo diversos modelos de máquinas de escribir, no fue hasta la década de los 70 cuando estos dispositivos comenzaron a comercializarse con asiduidad. Esto fue gracias al modelo que ideó Christopher Sholes junto a su ayudante Charles Glidden, y que incluía una disposición de las letras que no tenía demasiado sentido a simple vista.
A pesar de todo, la compañía Remington terminó comprando el artilugio para, poco después, comercializarlo. Probablemente, esta empresa dedicada al armamento y a la fabricación de máquinas de coser no sabía que se estaba haciendo con el producto que le otorgaría fama mundial.
No cabe duda de que la colocación de las letras en el teclado fue un acierto, si tenemos en cuenta que hoy en día seguimos utilizando el modelo QWERTY. Sin embargo, su origen no tiene nada que ver con la facilidad para teclear, sino que la razón fue puramente mecánica.
Los lectores que hayan utilizado alguna vez una máquina de escribir clásica saben que cada vez que pulsaban una tecla, una varilla con la letra en relieve partía en dirección al papel hasta chocar con una tira de tinta sobre la propia hoja. De hecho, es probable que en más de una ocasión, cuando se tecleaba a una gran velocidad, alguna de esas varillas se atascase.
Pues bien, en los teclados primitivos del siglo XIX esto era mucho más común, especialmente cuando las letras estaban colocadas en orden alfabético. Esa posición daba lugar a numerosos atascos, de modo que Sholes se las ingenió para que no sucediera. Y llegó a la conclusión de que las letras que se usaban con mayor asiduidad debían estar en las zonas exteriores del teclado. De ese modo se evitarían los atascos y permitiría a los usuarios emplear las dos manos en el proceso de escritura.
A pesar de lo extraña que resultaba la posición de las letras, el teclado QWERTY caló. Mucho tuvo que ver que primero se hizo popular en el mundo anglosajón, ya que las Scholes se basó en el inglés para la colocación. Con el transcurrir de los años y las décadas, este modelo de teclado se convirtió en el más común del mundo y a día de hoy sigue siéndolo con pequeñas variaciones. Un ejemplo es el QWERTY que se utiliza en España, donde se ha añadido la letra “ñ” junto a la “l” para facilitar su uso y no tener que usar dos teclas simultáneamente.