Su objetivo, dicen, es alcanzar la luna para salvar la tierra. Ispace, la empresa japonesa detrás del primer viaje privado lunar, cree que antes los retos sostenibles a los que nos enfrentamos "ha llegado el momento de que el mundo reconsidere cómo explorar y desarrollar el espacio". Y están dispuestos a asumir "los riesgos necesarios" para lograrlo.
Por eso hace 135 días lanzaron al espacio un cohete Falcon 9 de SpaceX, que salió desde Cabo Cañaveral (Florida), y que incluía a la nave japonesa Hakuto-R y al robot SORA-Q, el encargado de dar ese primer gran paso para la historia, aunque en su caso sea rodando (o volando) que es como se desplaza este pequeño robot.
La misión prioritaria es "la búsqueda de agua en la superficie lunar" que permita dar paso a una " nueva economía con infraestructura espacial", donde la luna y la tierra "sean un mismo ecosistema":
Pero eso es el final de un cuento que acaban de empezar a escribir. Su cuento y su sueño del que por cierto pretender sacar rentabilidad.
La compañía ya ha comunicado que uno de sus objetivos es "apoyar a los clientes en la entrada al mercado lunar", y que tras recopilar datos lunares los proporcionará "como un servicio a clientes potenciales" (es decir, agencias espaciales gubernamentales, universidades , instituciones de investigación y empresas privadas) para la planificación de misiones y el desarrollo de las mismas.
La empresa tiene previsto realizar una segunda misión en 2024 y una tercera en 2025.
Para lograr sus objetivos Ispace se lo está tomando con calma. Buscan la efectividad y rentabilidad, asegurando, sin correr para llegar a la meta. Así la nave espacial Hakuto-R, que se lanzó el pasado 11 de diciembre, ha tardado casi cuatro meses en llegar. Aunque la tecnología permite ya llegar a la Luna en menos de tres días han preferido subirse a una órbita lunar para ahorrar energía.
La nave, no tripulada, es pequeña pero con suficiente capacidad para transportar instrumentos y otros suministros. De hecho llevan lo que llaman "cargas útiles" gubernamentales y privadas necesarias en la misión, es decir cámaras, dispositivos de comunicación y sistemas de recolección de recursos.
Con este primer viaje lo que se pretende principalmente es preparar la información y el terreno tanto para su segundo viaje lunar previsto en 2024, como el de otros misiones espaciales de la NASA. Hakuto-R se encargará de eso.
La Agencia Espacial Europea ya explicó que "el lander llevará a cabo una serie de experimentos en cooperación con varias entidades comerciales y de agencias en la Tierra".
Tras alunizar por tanto establecerá conexión con la Agencia Espacial Europea para empezar a transmitir datos desde su sitio. El lugar que han elegido para situar la nave es en el Atlas Crater, en el borde exterior del llamado Mare Frigoris.
Ya en el exterior de la nave será el turno del rover Rashid. Desarrollado por la agencia espacial de los Emiratos Árabes Unidos, es un vehículo de cuatro ruedas de unos 10 kilos y de pequeño tamaño, preparado para atravesar terrenos difíciles y con capacidad de hacer fotografías y videos de alta definición de 360 °. Durante 14 días el Rashid realizará una exploración en el cráter Atlas (noreste de la Luna) alimentado por sus paneles solares.
El otro robot encargado de recopilar información es el SORA-Q. Diseñado por la compañía de juguetes Takara Tomy (la misma de los Transformer) es una pequeña bola de unos 255 gramos fabricado con un tipo especial de aluminio y plástico, que le permitirá soportar las duras temperaturas lunares.
Entre todos ellos ofrecerán un servicio de información lunar. El primero de pago, el primero que pone precio a la Luna.
"Convertir el espacio en un negocio no es fácil, pero tampoco imposible", comentó el fundador y director ejecutivo de la empresa Takeshi Hakamada en rueda de prensa, y los hechos le están dando la razón.
Con su iniciativa ha logrado reavivar el interés de los gobiernos hacia un satélite al que ahora se mira con otros ojos, ya no es la bella hermana con la que soñar, ahora está al alcance de la mano y del mercado con todo lo que eso implica.