El volcán activo más grande del mundo, el Mauna Loa en Hawái, ha despertado por primera vez en casi 40 años. Hasta ahora, se trata de una erupción tímida, pero ¿cuáles serían los riesgos si se produjera una gran erupción?
El Mauna Loa es uno de los volcanes más vigilados de la Tierra, pero a día de hoy no ha revelado la mayoría de sus secretos. Desde 1843, es sabe que ha entrado en erupción 33 veces, con un promedio de una erupción cada 5 años. Pero la mayoría de esas erupciones ocurrieron antes de 1950. Hacía 38 años que no lo veíamos en acción.
El Mauna Loa es uno de los 15 volcanes ubicados en las ocho islas principales de Hawái, y es además la montaña más alta del mundo, aunque gran parte se encuentra bajo el agua. Si medimos desde el fondo marino, el volcán se alza más de 9.000 metros, y por tanto es más alto que el Monte Everest. En extensión, cubre una superficie de unos 5,271 kilómetros cuadrados, de hecho su nombre significa “montaña larga” en el idioma hawaiano.
Pese a que las erupciones del Mauna Loa no suelen ser altamente destructivas, algunas del no han sido precisamente tranquilas. Una de las erupciones más llamativas ocurrió en la primavera de 1868, cuando unas 1600 hectáreas de tierra fueron destruidas y 77 residentes murieron. El flujo de lava duró cinco días y la erupción se considera uno de los desastres naturales más mortíferos en la historia de Hawái.
Y eso podría no ser todo. En un estudio reciente de la Universidad de Miami, un grupo de investigadores encontró que, dado el tamaño del Mauna Loa, una erupción podría emitir más de 20 millones de toneladas de dióxido de azufre y otros materiales a las capas altas de la atmósfera, lo cual afectaría a la radiación solar y actuaría como un espejo que reflejaría los rayos hacia el exterior. Esto haría que la Tierra se enfriase.
Por el momento, la erupción actual hace temer por la calidad del aire en todo el estado de Hawái, por lo que se está recomendando a la población reducir las actividades al aire libre, especialmente en personas vulnerables como los mayores o las personas con asma, y beber mayor cantidad de líquidos.
Otro riesgo a corto plazo de la erupción es el flujo de la lava, que desciende con particular rapidez por las laderas del volcán. En el evento de 1950, lava alcanzó la zona costera poblada de Hawái en solo 2-3 horas después de que comenzara la erupción.
Por suerte, actualmente no parece que esté preparándose un escenario especialmente destructivo, al menos hasta el momento. Los flujos de lava están contenidos en la zona de la cumbre y no amenazan a las comunidades que hay bajo la ladera.