“Estamos enganchados al móvil”. Es un pensamiento común que se repite casi tanto como aquello de que “necesitamos una desconexión digital”. Sin embargo, pese a que mayoritariamente quienes caen en las redes del smartphone se manifiestan concienciados tanto de sus posibilidades como de sus males… la realidad es que en cuanto se caen aplicaciones como WhatsApp más de uno se revoluciona, como ha sucedido precisamente este martes con la caída mundial del servicio.
Prueba de ello es el ambiente que se ha vivido en calles, escuelas, institutos, universidades, negocios y oficinas de trabajo donde esta mañana, a primera hora, una importante mayoría hablaba de lo mismo: “Se ha caído WhatsApp”.
Repentinamente, la popular aplicación de mensajería instantánea, empleada de forma masiva en nuestro país para poner en conexión a más de 38 millones de usuarios, –en torno al 80% de la población–, el servicio dejaba de funcionar. De pronto, en la pantalla de nuestros smartphones se dibujaba el icono de un reloj sobre los mensajes de la aplicación, síntoma de que algo estaba fallando.
Como no podía ser de otro modo y como es habitual en estos casos, los usuarios que no tenían a alguien al lado para poder preguntarle acudían inmediatamente a otras redes sociales para informarse de lo que sucedía. Entre ellas, una vez más, Twitter se erigía como predilecta, con la ‘caída de WhatsApp’ convirtiéndose en trending topic y dando paso a un recital de memes de rigor en estos casos.
Entre los jóvenes, la opinión mayoritaria es clara: caídas como esta pueden suponer un fastidio, pero “existen aplicaciones externas” desde donde uno puede comunicarse. Así, aunque algunos aseguran haberse sentido “horrorizados” al “despertar y no ver nada”, –ningún mensaje para ellos en la aplicación–, son muchos los que han optado por pasarse a otras alternativas a WhatsApp como Telegram o Instagram, entre otros, sabedores de que la caída sería pasajera.
“Yo por ejemplo tenía hoy una cita para un tatuaje. No me habían dicho la hora. Cuando me han avisado esta mañana… tenía cita a las 11:30 y a las 11:30 estaba leyendo el mensaje”, explicaba una joven ante nuestros micrófonos, señalando que iba a llegar tarde y que, en su caso, la caída de la popular app sí le había supuesto un problema.
Lo mismo le ha sucedido a otras personas que en la actualidad han generado una dependencia con la aplicación a la hora de ejercer su trabajo.
En el otro lado, por su parte, también están los que ni siquiera se han enterado, bien porque estuviesen trabajando en ese momento, porque no consulten el móvil con tanta asiduidad o porque, sencillamente, no están enganchados a la aplicación o ni siquiera la emplean.
“Parece que todo se acaba, pero de vez en cuando no viene mal una desconexión”. “Yo si me dejo el móvil en casa… la verdad es que me da igual. Incluso me hacen un favor”, afirman quienes forman parte de este último grupo.
“Debería venir bien a mucha gente irse al campo, quedarse un poco de cobertura y ver lo que es estar sin WhatsApp un rato”, explican. Aunque hoy en día… la situación hace creer que no todos serían capaces.