Los videojuegos son un producto de entretenimiento, tienen que divertirnos, pero también son una potente obra cultural, capaz de contar cosas importantes, levantar conciencias y hasta dejarnos un mal sabor de boca. Un poco de todo esto tiene Endling: Extinction is Forever, un videojuego independiente creado por el joven estudio barcelonés Herobeat que quiere colocarnos frente a una verdad incómoda: estamos acercándonos a un punto de no retorno medioambiental en esta crisis climática que amenaza a toda la vida del planeta.
‘Endling’ es la palabra inglesa que se utiliza para definir al último espécimen vivo de una especie al borde de la extinción. No hay mejor palabra para definir a este juego, pues nos pone en la piel de la última zorra con vida sobre un planeta que camina hacia el colapso medioambiental, en un futuro no muy lejano (entre el año 2050 y el 2100).
El juego nos pone a prueba para intentar sobrevivir en un entorno hostil y, lo más importante, intentar que sobrevivan los tres cachorros de zorro a los que acabamos de dar a luz. Unas adorables bolitas de pelo que son la última esperanza para que la especie no se precipite al abismo de la extinción. Unas bolitas de pelo de las que te enamoras en los primeros compases pero que son muy vulnerables.
El programador Javier Ramello y el artista Pablo Hernández comenzaron, ellos dos solos con su esfuerzo y tirando de sus ahorros, el desarrollo de este juego hace ya cuatro años. Fue en 2018 cuando en la feria alemana Gamescom consiguieron convencer a un editor internacional, Handy Games, para que apostara por el proyecto. A partir de ahí, pudieron ampliar el equipo, poner en marcha Herobeat Studios y comenzar el ambicioso desarrollo. Y es que el aspecto y la temática del juego enamoraron enseguida al editor:
“Nos dijeron que les entusiasmó la idea desde el principio, desde que vieron el primer tráiler con la zorra y sus cachorros en medio de aquel mundo devastado”, nos cuenta Javier Ramello. “Era una editora a la que también le gustaba tratar estos temas políticos y sociales en sus juegos y eso hizo que fuéramos compatibles enseguida”.
Los responsables del juego querían que el jugador sintiera la angustia de esa madre zorra por defender a sus cachorros y, a la vez, las consecuencias definitivas de la extinción. Cada cachorro es una de las ‘vidas’ del juego, vemos sus pequeñas caritas en el borde la pantalla sustituyendo a los típicos ‘corazones’ de los juegos tradicionales. Puedes perder a alguno en el camino, pero no hay vuelta atrás, no se le puede recuperar. Si mueren todos, se terminó la partida, 'la extinción es para siempre', como reza el subtítulo del juego. Os podemos asegurar que cada vez que muere un cachorro en el juego es un auténtico drama. Y es que este juego es muy duro. Como la vida misma.
“Para nosotros era fundamental que el jugador tuviera un vínculo emocional con la madre y los cachorros y también con el entorno. Pensábamos que la única motivación por la cual la madre podría dar su vida es por sus cachorros. Era indispensable que el jugador estuviera siempre pendiente de la vida de sus cachorros, y qué mejor que asociarlo a las propias ‘vidas’ del juego que te permiten seguir jugando”, nos cuenta Pablo Hernández.
“Además no queríamos engañar a nadie, que nadie piense que es un juego bonito y adorable de cachorritos, sino un juego duro donde los animales pueden morir y de hecho mueren, y la extinción no tiene vuelta atrás”, añade Javier Ramello.
Los dos creadores nos aseguran que no eran activistas climáticos antes de comenzar con el desarrollo, o que al menos no pertenecían a ninguna ONG u organización de defensa del Medio Ambiente, pero sí que estaban muy preocupados por todos estos temas, que “sólo hace falta ver las noticias cada día para ver que esto es muy serio”, y pensaron que un videojuego sería un medio ideal para ayudar a concienciar a la gente.
“Hemos puesto nuestro granito de arena para intentar despertar conciencias, entre todas las cosas que se pueden hacer para luchar contra todos estos problemas medioambientales, pero no venimos de un entorno activista, somos como cualquier persona normal que se da cuenta de que todos estos temas son muy preocupantes y que hay que hacer algo”, dice Pablo Hernández.
Endling habla del drama de la extinción de especies animales pero también de muchos otros temas incómodos que engloban la crisis climática que ya estamos sufriendo en el planeta: los grandes incendios, inundaciones y demás desastres naturales que acelera el cambio climático, la contaminación de los ríos y océanos por la industria (especialmente la industria textil), los problemas de la industria alimentaria o peletera a gran escala o el drama de los refugiados climáticos.
“Nosotros sabemos hacer videojuegos”, añade Ramello, “y nos planteamos que podíamos hacer un videojuego que contara precisamente esto. Así, tal vez, podríamos llegar a impactar con el mensaje a un público que a lo mejor no recibe mensajes de este tipo de otros medios y que sí puede hacerlo a través de un videojuego interesante y divertido de jugar”.
Pero todos los temas tan serios y preocupantes que trata Endling no llegarían a ningún sitio si el videojuego no fuera entretenido. Pero el juego, que llega al mercado en todas las plataformas el próximo día 19 de julio, está desarrollado con una gran calidad, un extraordinario apartado artístico y es endiabladamente entretenido de jugar.
Endling es un título de aventura y supervivencia que te permite explorar un mundo en decadencia repleto de peligros. Conseguir comida para tus cachorros y asegurar su supervivencia es vital, literalmente, para el transcurso del juego. Los cachorros van creciendo a medida que avanzamos y cada uno de ellos adquiere distintas habilidades que ayudarán a la hora de avanzar y conseguir comida. Por eso, perder a alguno de ellos es un doble drama: primero pierdes una vida y segundo pierdes su habilidad por lo que será más difícil avanzar en el juego (y eso si dejamos de lado las implicaciones sentimentales y morales de verlo morir).
A través de diferentes escenarios que se pueden explorar y permiten volver atrás, podremos ir asistiendo a los diferentes peligros que acechan en el juego y el cambio radical que la deforestación, la contaminación y demás desastres naturales impone en cada uno de los entornos. No es un juego extremadamente difícil, sino que es asequible para todo tipo de jugadores, pero es un título que mantiene en tensión constante. La vida de tus cachorros depende de no despistarse ni un segundo.
A nivel artístico, el juego cuenta con unos gráficos estilo ‘cartoon’, muy amigables y entrañables, que contrastan con la dura situación que nos cuenta. La fabulosa y dramática banda sonora está compuesta por el premiado Manel Gil-Inglada e interpretada, entre otros por Tina Guao y Rusanda Panfili, chelo y violín habitual del compositor Hans Zimmer. La música acompaña a la perfección al juego y añade un curioso elemento que potencia el mensaje desgarrador de Endling: cada cachorro de zorro está relacionado con un instrumento de la banda sonora. Si muere ese cachorro, ese instrumento también se pierde y dejaremos de oírlo en el resto del juego que tengamos por delante. Un efecto de pérdida que se acentúa así mucho más. Y es que, la extinción es para siempre.