Cataluña vive un parón educativo este mes de marzo con una gran protesta en Barcelona con 22.000 manifestantes que ha dado inicio a los cinco días de huelga convocados por los sindicatos, con movilizaciones también en Girona, Lleida y Tarragona. La última de las decisiones rechazadas por los profesores, el avance del calendario escolar, que avanza una semana el inicio del próximo curso.
Sin embargo, y a pesar de ser el titular de las últimas semanas, este no es el único motivo que ha llevado a los docentes a la huelga, sino la gota que ha colmado el vaso. Una sensación ampliamente compartida en las conversaciones y chats de profesores, y que se extiende hasta las reuniones con el conseller González Cambray; la última, celebrada el primer día de parón, ha acabado sin acuerdos.
Precisamente, acusan la ausencia de una "negociación real", según la portavoz de Ustec·Stes Iolanda Segura: "La evidente falta absoluta de voluntad negociadora por parte de Educació no nos deja otra salida que la movilización para hacer presión. Necesitamos romper con la inercia, íbamos a las mesas a escuchar un discurso que nos decía que las medidas son "inamovibles" y que iban a tirar adelante 'sí o sí'".
"No lo aceptaremos más", ha insistido de Segura, animando a continuar con una huelga con baile de cifras: un 33 % de los docentes la han secundado este 15 de marzo según la Generalitat, un 60 % según los sindicatos.
Los docentes relegan la cuestión del calendario al último puesto de una lista de razones liderada por los recortes. Asimismo, los sindicatos hablan de "imposiciones" y de falta de diálogo en la misma mesa sectorial a la que la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, ha pedido volver: "El Departament nunca se ha levantado y ellos se olvidaron de este espacio hace un mes".
Los docentes, representados por Ustec·Stes, CC.OO., Intersindical-CSC, Aspepc·Sps y UGT, inciden en el empeoramiento de sus condiciones laborales derivado de la falta de financiación. Una situación de precariedad provocada por los recortes de la Generalitat a partir de 2010 como respuesta a la crisis económica.
Lamentan que no se han compensado dichos recortes y que, lejos de revertirlos destinando un 6 % del PIB de la comunidad a educación como prometieron algunos grupos parlamentarios, la precariedad se ha cronificado. "Revertid los recortes o huelga, huelga y huelga", reclaman, recordando que la comunidad educativa ha sufrido ya "dos años de pandemia sin los recursos necesarios".
A estos motivos les siguen las condiciones laborales de los interinos, que encadenan contratos temporales uno tras otro. "Buena parte del profesorado que ha iniciado su vida laboral estos últimos años, ha entrado a trabajar en unas condiciones laborales peores y sin ninguna perspectiva de mejora a corto plazo", lamentan fuentes sindicales, que exigen contratos fijos para las incorporaciones.
En lo referido a lo estrictamente pedagógico, de las horas lectivas perdidas por los recortes, tan solo se ha recuperado una, aseguran. Mientras, siguen las ratios descompensadas que "masifican" las aulas y dificultan sus tareas y el aprendizaje del alumnado, y que en ocasiones van acompañadas por el cierre de grupos.
Asimismo, los nuevos currículums que prepara el Departament no convencen. Por un lado, la comunidad educativa critica la intención de eliminar Filosofía de cuarto de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y de Ciències pel Món Contemporani en primero de Bachillerato. También la reducción de horas de Ètica, de Educació Visual, de Plàstica Audiovisual y de Tecnología: "Queremos enseñar a pensar, no enseñar a obedecer".
Por otro lado, los docentes creen que el Bachillerato está tomando un camino más propio de la Educación Secundaria Obligatoria. A partir del próximo curso, habrá más asignaturas optativas, algunas vinculadas al arte y al deporte, y habrá menos contenido a memorizar; también una nueva modalidad de bachillerato, el general, todavía más flexible. "Cantaremos, bailaremos y nos divertiremos. Nadie se quedará atrás (excepto para entrar a la universidad)", difunden los sindicatos.
Y volviendo a las polémicas, la de la inmersión lingüística no se queda atrás. Después de que los jueces hayan estipulado que los centros educativos que no impartan al menos un 25 % de las lecciones en castellano deben adaptar su programa educativo, las direcciones lamentan que "el Departament no quiere asumir su responsabilidad en la defensa" del actual funcionamiento.
Una falta de respuesta que, a pesar de las sucesivas declaraciones del president Aragonès incidiendo en que "el catalán no se toca", deja a los centros en una situación de desamparo ante posibles sanciones.